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Los actores de Bobby Robson

El entrenador inglés, al que un amigo pidió ayuda, colocó a buena parte de su Ipswich Town en "Evasión o victoria"

John Huston había decidido hacer de "Evasión o Victoria" una película muy especial para él, un sincero homenaje a un deporte por el que sentía adoración y al que el cine, tradicionalmente, siempre había vuelto la espalda. En 1980, con setenta y cinco años a cuestas, era evidente que aquella sería una de las últimas veces que se colocase detrás de las cámaras, pero el director de obras de arte como el "Halcón Maltés", "La Jungla de asfalto" o "La Reina de Africa" se tomó la aventura con el entusiasmo de un adolescente.

Una de las grandes obsesiones de Huston era el aspecto futbolístico de la película, las escenas en las que el balón era el protagonista y sobre todo el partido que disputan al final, en plena Segunda Guerra Mundial, un equipo de soldados alemanes contra otro formado por integrantes de diferentes campos de prisioneros a los que selecciona Michael Caine. Huston no quería simples figurantes en su partido de fútbol. "Quiero que parezcan equipos de verdad" había dicho a sus colaboradores antes de enfrascarse en el rodaje. Y a partir de entonces comenzó una tarea de reclutamiento de futbolistas -algunos de ellos retirados- que acabaría por convertir por casualidades del destino al Ipswich Town en uno de los grandes protagonistas de la película.

Pelé fue el primero en llegar a la película. Estaba jugando entonces en Estados Unidos, la Warner tenía sus derechos y era uno de los grandes reclamos. El brasileño sumó a una leyenda inglesa como Bobby Moore -que estaba pasando un momento complicado en lo personal- y éste convenció a Mike Summerbee, uno de sus mejores amigos y que recientemente se había retirado en el Manchester City. Osvaldo Ardiles, que en aquel momento estaba en plenitud con su Tottenham, fue otro de los futbolistas a los que añadieron al proyecto en la primera oleada con la idea de que aquello no se convirtiese en una reunión de exfutbolistas. Llegaron el holandés Co Prins, el belga Van Himst, el noruego Hallvar Thoresen, el danés Linsdsted, el polaco Deyna. Casi todos se fueron sumando por la relación personal con algún otro. Se descolgaba el teléfono y se convencía a quien fuese aunque la prioridad era que hablasen inglés para hacer más fluida la comunicación entre todos.

Pero pasaban las semanas y seguían faltando futbolistas. Fue entonces cuando Bobby Robson recibió una llamada. El técnico inglés llevaba más de diez años al frente del Ipswich Town al que había conseguido devolver a la élite del fútbol inglés y a ganar la Copa de 1979, uno de los grandes hitos de ese club y motivo por el que su nombre se venera en Portmand Road. En su cabeza ya rondaba la idea de buscar un nuevo destino que acabaría siendo la selección inglesa de la que se haría cargo en 1982. Peter Manson, persona muy relacionado con el cine y amigo personal del técnico, llamó a Robson y le explicó que necesitaban futbolistas para un rodaje. El técnico, encantado de ayudar, se reunió con su plantilla en el vestuario a las pocas horas y les ofreció cinco semanas de vacaciones en Budapest a cambio de rodar unas escenas para una película en las que se les viese jugando al fútbol. No hubo más información. El que dijese que sí tenía el billete esperando. Los jugadores se dieron un par de días de reflexión y varios de los que no tenían planes para el verano dijeron que sí. Aceptaron la propuesta Kevin Beattie, Paul Cooper, John Wark, Kevin O'Callaghan, Russel Osman, Laurie Sivell y Robin Turner. Más de la mitad de los titulares del Ipswich Town, algunos en compañía de sus parejas, acabaron aquel verano recibiendo instrucciones de John Huston.

En la información que Robson transmitió a sus jugadores faltaban muchos datos. El tiempo de ocio prometido escaseó -lo que provocó más de una bronca familiar- y los jugadores no se limitaron a corretear detrás de un balón sino que algunos de ellos tuvieron que interpretar un papel. Uno de ellos fue Kevin O'Callaghan. En la realidad se trataba de un extremo irlandés, pero en "Evasión o Victoria" interpreta al portero del equipo dirigido por Michael Caine al que deben romper un brazo para que Stallone ocupe su lugar. Huston le eligió por su tono de voz ya que no le convenció el de Paul Cooper (el verdadero portero del Ipswich en aquel momento y una de las grandes leyendas del club) que limitó su contribución a hacer de doble de Stallone, aunque el padre de "Rocky Balboa" prefirió no ser doblado en muchas escenas lo que tuvo dramáticas consecuencias para el espectáculo. Cualquier parecido con un portero era pura casualidad.

Kevin Beattie fue el doble de Michael Caine, de sus piernas, en las escenas en las que el actor británico se suponía que conducía el balón. Este central, al que apodaban "el diamante" fue uno de los grandes animadores del rodaje por su carácter. Lideraba las bromas de sus compañeros a Caine por la incapacidad de este para entenderse con la pelota y no se le ocurrió otra cosa que retar a un pulso a Stallone. Y le ganó. El actor se tomó aquello como una ofensa y durante días no dirigió la palabra a nadie del equipo mientras centraba sus esfuerzos en convencer a Huston para que le dejase marcar el gol del definitivo empate en el partido que supuestamente se juega en el estadio de Colombes en París aunque en realidad se trata del campo del MTK de Budapest. Costó hacerle entender que bastante tenía con parar el último penalti y que ver al portero marcar un gol restaría credibilidad a la aventura.

Los jugadores del Ipswich Town disfrutaron como niños durante aquellas semanas de rodaje en Hungría y de hecho Bobby Robson retrasó el comienzo de la siguiente pretemporada por culpa de la película que se estrenaría en 1981 para acabar por convertirse en una pequeña obra de culto para los aficionados al fútbol y que no hubiese sido igual si el teléfono de Bobby Robson no hubiese sonado poco antes del verano de 1980.

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