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fútbol sala

Una trotamundos viguesa del fútbol sala

María Pérez Pereira, ahora en las filas del Breganze italiano, se enfrenta a sus 30 años a su primera lesión grave: rotura completa del ligamento cruzado anterior

María Pérez, durante su etapa en la Serie A italiana. // FdV

La viguesa María Pérez Pereira se enfrenta, a sus 30 años, a su primera lesión grave. Una rotura completa del ligamento cruzado anterior le hará perderse lo que resta de temporada con el Breganze, club al que llegó en diciembre de 2017. La jugadora, sin embargo, afronta la situación con estoicismo. Ya piensa en el futuro y en recuperarse cuanto antes para seguir con su trabajo en un estudio de arquitectura, que consigue compaginar con su carrera deportiva.

"Empecé a jugar en el colegio", recuerda la viguesa. "Mi padre daba clase en el Ricardo Mella y a mi prima y a mí nos llevaban al Mosteiro Bembrive porque le habían dicho que era un buen colegio", prosigue. Ahí es donde descubrió el fútbol sala. "Empezamos a jugar con los niños. Al cumplir los 12 años ya no podíamos. Había que formar un equipo para nosotras", cuenta desde Italia con una notable dosis de nostalgia.

"Los primeros años lo ganamos todo con el Bembrive", menciona con orgullo. En la temporada 2003-2004 fue distinguida como la mejor deportista de Vigo en su modalidad y conquistó el Campeonato de España con la selección gallega. En la temporada 2005-2006 lograron el ascenso a Autonómica.

Su mudanza a A Coruña, donde estudió Arquitectura, ha marcado su trayectoria deportiva: "El primer año seguí en el Mosteiro. Venía los viernes, participaba en un entrenamiento y jugaba". Una situación difícil de sostener. Así que firmó con el Viaxes Amarelle coruñés. "El año que llegué ascendimos a División de Plata (2007-2008)", añade. Con ese mismo equipo, sin aparcar los libros, alcanzó en la campaña 2011/12 el ascenso a División de Honor. "En los desplazamientos me llevaba el ordenador para ir haciendo proyectos de la carrera", revela.

Vistió la camiseta del Amarelle durante seis años, hasta que se licenció. "Iba a irme a jugar al Universidad de Valladolid, pero justo en ese año le quitaron una subvención y no salieron en División de Honor", rememora. Cuando debatía su futuro recibió una llamada desde Italia que lo cambió todo. Hizo las maletas para recalar en el L'Acquedotto Calcio A5, donde jugó de 2013 a 2015.

María Pérez tuvo en esa época que aparcar su trabajo: "En Roma me había sido imposible compaginar ambas cosas". Cuando llegó a Italia lo hizo con una beca de la Xunta, por la que tenía que realizar unas prácticas profesionales en un estudio internacional. "Llamé a un estudio conocido de Roma y les expliqué mi situación. Durante un mes y medio compaginaba los entrenamientos, los partidos y el trabajo, pero fue un show. Llegué sin saber italiano, a una ciudad enorme; por suerte luego el club me consiguió una moto y ya era todo mucho más fácil", comenta.

Pero al finalizar las prácticas el club le exigió exclusividad. Después de dos temporadas en Roma se trasladó al norte de Italia. Pasó a defender los colores del Lupe Calcio A5 en Padova (2015-2016). Explica: "Buscaba ya un equipo que me dejase compaginarlo con mi trabajo. El presidente de ese equipo tenía un estudio y me puse a trabajar con él".

"En categoría masculina es el equipo que más títulos ha logrado y nosotras hicimos una temporada muy buena, pero incluso así el equipo femenino desapareció", se lamenta. "Me encontraba bien en el norte de Italia y me quedé en otro club de la zona, en la provincia de Vicenza, el Thienese Calcio A5", cuenta.

Allí su experiencia no fue tan satisfactoria y decidió irse. En diciembre de 2017 llegó al Futsal Breganze, equipo en el que milita actualmente. "Al llegar tuve que dejar mi trabajo para recuperarme de una lesión del tobillo, pero al final del campeonato ya empecé a enviar currículums", indica: "Acabo de hacerme autónoma para colaborar en un estudio que se llama Archiplus".

Así que esta lesión de cruzado, por la que ya ha pasado por el quirófano, le llega en un momento "un poco delicado". La viguesa confía en retomar su trabajo "en un mes", aunque en lo deportivo asume que se perderá lo que resta de temporada. El club se ha portado "de diez", califica. "En el hospital había un directivo, Giannandrea Figari, que me acompañó todo el tiempo por si necesitaba cualquier cosa", dice agradecida.

En el futuro la jugadora se ve "en Vigo". "Cada vez que vuelvo me cuesta más irme. Lo que tenemos allí no lo apreciamos hasta que te vas fuera", se lamenta. Su intención es renovar con el Breganze. "Si ellos están dispuestos me gustaría devolverles lo que están haciendo por mí". Más a largo plazo sí que ronda por su cabeza el regreso, aunque será complicado tanto a nivel deportivo como laboral. "Siempre he trabajado en Italia y es donde tengo los contactos, aunque en Vigo le hice la casa a una amiga, en Bembrive, y estuvo nominada como mejor proyecto de arquitectura por el Colegio de Arquitectos de Galicia". Una buena carta de presentación.

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