Un final de pundonor y fe permitió al Villarreal contrarrestar en los cinco últimos minutos la ventaja de dos goles con la que el Espanyol llegó al 85 del partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey en La Cerámica.

El 0-2 con el que el equipo de Rubi había encarrilado la eliminatoria se tornó en el 2-2 final gracias a un arranque de rabia en la recta final del cuadro local, que logró acertar en los metros finales tras haber desaprovechado a lo largo del partido varias ocasiones de batir la meta de Roberto. Antes, el Espanyol se había mostrado más certero y consistente ante un oponente que había trasladado a la Copa sus dudas y sensaciones de LaLiga. Se puso 0-2, pero podría haber conseguido un resultado aún más claro. Pero se durmió a deshora.