Ganó el Cortegada. Sin alardes, pero ganó y eso es lo más positivo de lo sucedido ayer en Fontecarmoa. Y es que por lo que a juego se refiere la tarde fue muy desangelada. El 52-42 que registró el resultado final deja bien a las claras que el camino a cada canasta fue un sufrimiento durante los cuarenta minutos.

El ritmo de partido fue excesivamente lento. El parcial del primer cuarto se convirtió en premonitorio (10-7). La sucesión de errores en los pases y de desacierto en los lanzamientos estaba marcando los tiempos de la pesada melodía baloncestística. Y eso que las de Rubén Domínguez empezaron muy serias (6-0) y sabiendo muy bien en quien y como focalizar la defensa.

La solidez reboteadora en su tablero dio continuidad al plan defensivo del partido. Mataró no encontraba de ninguna de las maneras la posibilidad de explotar sus teóricas ventajas ante un rival que no le dejó correr ni jugar a su antojo, especialmente en el rebote ofensivo.

Un extraordinario parcial de 15-0 obligó a Jordi Vizcaíno a solicitar su primer tiempo muerto con 22-7 en el marcador. Fueron momentos en los que la norteamericana Nicole Jones tuvo que pasar por el banquillo por las faltas personales y su equipo perdió toda referencia. La vuelta al campo de la norteamericana, unido a la defensa zonal puesta en práctica, fueron factores que empezaron a cambiar la dinámica establecida.

Jones empezó a rebotear a diestro y siniestro y el Cortegada empezaba a ver su confianza afectada por su desacierto desde la larga distancia. Y eso que conseguía buenas selecciones de lanzamiento, pero empezó a fallar desde cualquier distancia. Al término del partido se quedó en un 16% en tiros de tres (4/24) y un 47% en tiros libres (10/21), datos que hablan por sí solos.

Con todo el equipo de Rubén Domínguez mantuvo la iniciativa siempre, pero pasó por su momento más crítico cuando ya en el último cuarto un parcial de 0-9 situó a las catalanas a solo un punto (34-33). Sin embargo, cuando más complicado parecía todo, el Cortegada recuperó sus señas de identidad de la mano de dos jugadoras como Sara Gómez e Izabella Sangalli que se echaron el equipo a las espaldas.

La capitana con cinco puntos consecutivos que rompieron una sequía de casi 8 minutos de su equipo sin anotar. Y la brasileña reboteando como una colosa, defendiento a Jones y anotando para que la quinta victoria de la temporada se quedase en Vilagarcía, aunque con más pena que gloria.