El Rápido de Bouzas continúa sin conseguir esa tercera victoria que le permita ver el futuro con un poco más de optimismo. Ayer la situación se le complicó un poco más. Primero por la derrota ante el Atlético de Madrid B y segundo por el empate logrado por el Navalcarnero ante el Guijuelo, que deja a los vigueses a siete puntos del puesto de play out y a ocho de la permanencia.

Restan dos jornadas para finalizar la primera vuelta del campeonato -Real Madrid Castilla y Unionistas-, por lo que las posibilidades se van agotando y el equipo no termina de dar el salto que necesita para revertir la situación.

El de ayer era un partido complicado, puesto que los equipos filiales están formados por jugadores de calidad y, encima, si te marcan a los siete minutos de juego la cosa se enrevesa mucho más, sobre todo teniendo en cuenta la falta de pegada de los vigueses.

Michel Alonso volvió a introducir cambios en el "once" para, por un lado, tener a todos los jugadores enchufados y, por otro, para ver si daba con la tecla que permitiera encontrar ese gol con el que parecen estar reñidos.

Tras el tanto de Pinchi los vigueses sacaron su orgullo y durante varios minutos tuvieron el partido controlado, llevando peligro a la frontal del área, pero diluyéndose a partir de ahí. Los colchoneros se encontraban cómodos con la situación. Además, en cuanto se estiraban un poco creaban mucho peligro, como la pena máxima que desaprovechó Toni Moya tras el derribo de Vitra sobre Borja Garcés o el balón que estrellaron en el palo.

Los vigueses pusieron todo el empeño para intentar darle la vuelta al resultado, pero eso no llega para marcar y sumar puntos, llegándose al final del primer tiempo con un Atlético de Madrid B muy cómodo sobre el terreno de juego de Bouzas.

En la segunda parte el guion no varió demasiado. El Rápido trató de dar un paso al frente para buscar el tanto de la igualada, pero cada vez que llegaba a la frontal del área se difuminaba y los colchoneros conseguían sacar el balón con relativa comodidad.

Michel Alonso puso toda la carne en el asador metiendo a tres jugadores de ataque. Primero entraron de forma simultánea Youssef y Carlos Pereira, que le dieron un poco más de vida al juego de vanguardia de los vigueses, pero sin conseguir el objetivo de poner en apuros a San Román. A ocho minutos para el final fue Duque quien entró en el terreno de juego, pero la situación no varió lo más mínimo. De hecho, el Atlético de Madrid B se encontraba tan cómodo que no hizo los tres cambios hasta el tramo final. El primero a dieciséis minutos, el segundo a falta de siete y el tercero en el 88.

Desde la grada del Baltasar Pujales trataron de llevar al equipo hacia arriba, pero ni con esas los jugadores del Rápido de Bouzas conseguían poner en apuros a los colchoneros. Dentro de lo que fue el mal partido, y peor resultado, la única luz del choque la puso Diego Diz, que posiblemente jugó uno de los mejores encuentros desde hace mucho tiempo. La lástima es que ese buen trabajo no fue suficiente para que el equipo sumara, como mínimo, un punto y pudiera recuperar algo de oxígeno.