La Federación Española hizo ayer oficial los nuevos ascensos a la categoría internacional de los árbitros españoles. Munuera Montero entre los chicos, Zulema González en las chicas. La próxima semana en Las Rozas recibirá la escarapela de la FIFA.

-¿Lo imaginaba, lo esperaba?

-Hace una semana me llegó el aviso. Muy ilusionada y feliz. Era poco probable conseguir la plaza porque supone la quinta para España. Con el nivel altísimo que tienen las cuatro que ya eran internacionales era complicado que se produjese un cambio, pero bueno, hice el trabajo que pude. Entonces llegó la quinta plaza internacional para España y encantada de la vida.

- Sabe mejor así.

-He ido trabajando duro en los últimos años aún sabiendo que era complicado que surgiese la posibilidad en este momento. Es una gran recompensa.

-¿Y a partir de ahora qué empieza, dónde arranca todo?

-En enero me voy a un curso de iniciación en Lisboa en el que te analizan en diferentes materias que impone la FIFA. También te prueban en condiciones físicas, conocimiento de las reglas, nivel de inglés...es como una forma de comprobar que realmente tienes el nivel para ser internacional. Y a partir de ahí, en función de los torneos amistosos que se organicen de selecciones sub15 o sub16, pues podríamos ir entrando. Lo normal es empezar por ahí.

-¿Se acuerda ahora de toda la gente que le decía que no se metiese en el arbitraje?

-Desde luego. Es una forma de callar la boca a toda esa gente que me decía, en el buen sentido, "no sabes dónde te metes". Pues mira, sí sabía lo que quería, dónde me metía y al final van llegando las cosas. Es una recompensa y una energía extra para seguir trabajando.

-Usted no es una recién llegada a esto. Ya lleva años en Tercera, dirige en la Liga Iberdrola...¿percibe el respeto en los jugadores, el cambio en la forma de verla?

-Es verdad que los chicos por ejemplo de Tercera me conocen bastante porque es mi tercera temporada. Yo también a los jugadores. Me respetan, pero también digo que me he sentido respetada toda mi vida. Es algo que me ha ayudado a mantenerme en este mundo después de tantos años.

-Al final el respeto es posiblemente lo más complicado de conseguir para un árbitro.

-Recuerdo que antes de arbitrar mi primer partido con doce años mi tío Manolo me insistía: "tú, trátalos de usted". Y claro, yo iba a arbitrar a niños que tenían menos años que yo. Pero él me insistía en que lo hiciese así. Llegué al partido de alevines y les hablé de usted. Y ahora le encuentro el sentido a todas estas cosas.

-Últimamente las árbitro suelen salir en los medios por el trato vejatorio que les dan algunos aficionados o jugadores. ¿Lo ha vivido, son casos aislados?

-He tenido malos episodios, sobre todo en mis inicios. Creo que el fútbol base y el fútbol regional son mucho más crueles que la Preferente, Tercera, Liga Iberdrola... Hay categorías en las que tienes a la gente a tu lado, a dos metros en la valla, diciéndote de todo. Ya no es el hecho de lo que te dicen, cómo te lo dicen sino que están a un palmo de ti. No es una situación realista con el siglo en el que vivimos. Hemos avanzado en tantas cosas y en eso por desgracia seguimos en otro tiempo.

-¿Y qué hacemos para arreglarlo?

-Que al niño se le acerque la figura del árbitro es muy importante. Hay mucha gente que me lo dice, me cuenta que ven a los árbitros como algo más cercano. Se ha trabajado en ese sentido y eso es importante por parte de las federaciones. Ayuda a erradicar violencia y se están tomando medidas como la posibilidad de suspender un partido por los insultos de la grada. Me parece bien. A veces hay que llegar a ciertos extremos para que la gente sea consciente de lo que pasa.

-Usted nunca ha llegado a ese extremo.

-A mí me agredieron cuando empezaba en el fútbol regional. Pero también me ayudó a conocer la dimensión de mis compañeros. Sin ellos, sin la gente de la delegación de Ourense, no hubiera seguido en su momento y no habría llegado adonde estoy ahora mismo. Cómo para no ayudar a los chavales que empiezan ahora. Los veteranos lo hicieron con nosotros y nos ayudaron a superar situaciones complicadas.

-¿Siente que se ha perdido el miedo a ser árbitro?

-Creo que sí. Cuando vienen al curso los niños una de las primeras preguntas que te hacen es "¿me van a insultar mucho, me pueden llegar a pegar". Menuda imagen tienen de nosotros que lo primero que preguntan es eso. Luego se dan cuenta de que no es así y que no es tan malo como lo pintan. Va desapareciendo la figura del árbitro que solo está para que le insulten. Y claro, eso ha ayudado a perder el miedo a arbitrar.

-¿Se reconoce el trabajo que hay detrás de un árbitro?

-La especialización del árbitro es enorme, el trabajo que hay detrás es gigantesco. Dedica más tiempo que los jugadores a cada partido. Es algo que no solo sucede en el fútbol profesional sino también en otras categorías. Es toda una semana dedicada al partido que vas a arbitrar, no solo las horas que entrenas físicamente. La preparación afecta a otros muchos aspectos.