Dos penaltis fallados, tres contragolpes desperdiciados por malas decisiones, un misérrimo 53 por ciento de efectividad en el lanzamiento y, en resumen, más de una treintena de ataques al limbo. Son las razones de peso que justifican la derrota del Frigoríficos del Morrazo ante el Ángel Ximénez Puente Genil (21-22) en un encuentro en el que los locales pagaron su desacierto en la parcela ofensiva. Tres días después de haber firmado su mejor actuación anotadora de la temporada los cangueses se estrellaron ante el muro levantado por el cuadro andaluz pero, especialmente, contra su propio desacierto.

La imagen del choque será, sin embargo, la del último ataque, porque increíblemente el Cangas aún tuvo opción de llevarse algo positivo gracias a uno de sus arreones. Pero el protagonista de la foto fue el meta visitante, Álvaro De Hita, que sacó sobre la bocina una mano milagrosa para interceptar el lanzamiento a la desesperada de Aranda. De este modo se certificó la tercera derrota en casa de los morracenses por la mínima (tras las de Benidorm y Guadalajara). El conjunto cangués cierra pues la primera vuelta de la Liga Asobal con 7 puntos y fuera de las plazas de descenso, si bien el exiguo botín obligará a redoblar esfuerzos en la segunda vuelta del campeonato.

Al Frigoríficos ya le tocó remar contracorriente desde el arranque del choque. Dos penaltis detenidos por De Hita, una pérdida en un contragolpe y un par de errores más colocaban un parcial adverso de 1-4 en tan solo cinco minutos. Javi Díaz aparecía entonces para iniciar un nuevo recital en lo que ya viene siendo una de las mejores noticias de la temporada para el Cangas. Aranda -en la misma línea de sobriedad de los últimos choques- encontraba portería y los locales apretaban (4-5, minuto 14). Pero el Puente Genil no daba opción y estiraba nuevamente la goma (4-8, minuto 17, con tiempo muerto de Magí Serra.

El 5.1 pontano, con Chispi como punta de lanza, se le atragantaba a un Frigoríficos que se olvidaba de surtir de balones al que fue su máximo goleador en el derbi, Suso Soliño. Sin claridad en ataque y errando en las ocasiones en las que encontraba buena situación de disparo, su rival agrandaba la herida (5-10, con nuevo tiempo de Serra). Los cangueses maquillaron un poco el marcador para llegar vivos al descanso (8-11).

En la reanudación hubo nuevo estirón andaluz (8-13). El Cangas pagaba su ansiedad y no conseguía engancharse en el marcador (10-13, 11-16). El técnico local apostaba por Boisedu como central, pero el galo no estaba tan fino como en los dos partidos anteriores y las ventajas no se reducían. Cada exclusión del Puente Genil era compensada con otra del Cangas por la protestada pareja arbitral. Los visitantes alargaban, además, sus ataques hasta la extenuación, consumiendo los minutos. La defensa y de nuevo Javi Díaz aún iban a dar una bala más a los suyos. Gavidia -otro encuentro repleto de garra el suyo- ponía el 19-21 al contragolpe. Castro ampliaba renta y Cerqueira daba esperanzas. Vujovic llevaba la emoción a las gradas (21-22) y luego era el meta rosaleiro el que detenía un balón imposible. Serra pidió tiempo pero la jugada ensayada no salió y Aranda tuvo que jugársela. El final de la historia lo escribió De Hita.