Coruxo y Rápido se ajustaron a la perfección al guion desarrollado para este tipo de partidos, en donde la ausencia de goles y el poco fútbol fueron los protagonistas. Los aficionados que ayer se acercaron a O Vao esperaban algo más de dos equipos que se jugaban mucho en este encuentro, pero al final el miedo a perder pudo más que las ganas de sumar la victoria.

Jacobo Montes, técnico del Coruxo, repitió el once que una semana antes había derrotado al Unión Adarve, con la salvedad de la entrada de Óscar Martínez en lugar del lesionado Mateo Míguez. Más cambios introdujo Michel Alonso, moviendo ficha en la banda izquierda y en la punta de ataque.

El Rápido sorprendió en los primeros cuarenta y cinco minutos de juego. El equipo entrenado por Michel Alonso, que ayer vio el partido desde la grada al cumplir sanción, logró encerrar en su área a un Coruxo que no estaba cómodo sobre el terreno de juego, que perdía con demasiada facilidad el balón y al que le costaba demasiado llegar con el esférico controlado a las inmediaciones del área defendida por Brais.

Pero tal y como viene sucediendo esta temporada, la falta de pegada condena al conjunto aurinegro, y el equipo necesita generar muchísimas ocasiones para poder conseguir un gol. El Coruxo estaba atenazado, como temeroso de apostar por el juego ofensivo y verse sorprendido por una contra, y esa combinación de sensaciones se transformó en un partido soso, aburrido y sin demasiado interés para los aficionados.

Como era de esperar, al Rápido le comenzaron a fallar las fuerzas, y es que es muy complicado mantener el mismo ritmo durante todo el encuentro. El Coruxo dio un paso al frente, pero faltaba claridad de ideas en el centro del campo. La sombra de Mateo Míguez es demasiado larga y el equipo de O Vao tenía el balón pero no conseguía el juego brillante de una semana antes frente al Unión Adarve.

La primera llegada, digamos clara, del Coruxo en esta primera parte llegó a la media hora de juego, al rematar Borja Yebra mal de cabeza una falta sacada por Antón de Vicente. Pero el Coruxo también perdió fuelle a medida que se acercaba el final de este plazo, por lo que el juego transcurrió sin demasiada historia hasta que el colegiado señaló el camino hacia los vestuarios.

La segunda parte comenzó con un ritmo vertiginoso, y es que tras el primer minuto llegó una de las jugadas que pudo marcar el desarrollo del encuentro. Armando trata de sacar el balón del área del Rápido de Bouzas, pero en el medio aparece la pierna de Fernando, que cae al suelo, señalando el colegiado el punto de penalti. Antón de Vicente fue el encargado de lanzar la pena máxima, pero Brais tocó lo justo el esférico para que este se estrellara en el travesaño. El rechace volvió a ser rematado por Antón, esta vez de cabeza, pero de nuevo Brais evitó el tanto del Coruxo.

Jacobo Montes no tardó demasiado tiempo en mover el banquillo. En el primer cambio le dio entrada a Jacobo Trigo, escorándose Pitu a la banda para que el juego ofensivo partiera del recién incorporado. Pero sin tiempo a que Trigo se asentara en el terreno de juego, llegó un movimiento extraño que le permitió a Diz ganarle la espalda a los defensores del Coruxo, rematando de forma acrobática y obligando a Alberto a hacer una gran estirada para evitar el tanto de los jugadores aurinegros.

Montes metió más dinamita con la entrada de Silva como hombre más adelantado, pero el planteamiento del técnico duró cinco minutos, justo el tiempo que duró el delantero en el terreno de juego, al perder los nervios en una jugada en el centro del campo y darle una patada a un jugador del Rápido cuando no tenía opción de disputar el balón.

Con un Coruxo en inferioridad numérica, el partido entró en una fase totalmente diferente. Los jugadores verdes ya no arriesgaban tanto el balón, y es que al final un punto les permitía seguir sumando para lograr esos veinte que quieren conseguir al final de la primera vuelta. Fue entonces cuando los jugadores aurinegros se dieron cuenta que podían arriesgar un poco en ataque buscando ese tanto que revolucionara la zona baja de la clasificación, pero una vez más la falta de pegada hizo que el juego se diluyera al llegar a la frontal, no teniendo demasiados problemas los defensores del Coruxo para sacar el balón jugado y tratar de iniciar una contra que al final no tendría el resultado deseado.