Nano Ameneiro lanza el dato en la página web del club: Raquel Carrera ha superado los 500 puntos con el Celta Zorka. Lo ha logrado en Barcelona apenas tres días después de cumplir 17 años y recién iniciada su tercera campaña con las séniors celestes -debutó el 1 de octubre de 2016 ante el Rioja-. La cifra impacta por su precocidad, pero es apenas la coda de una jugadora total, destinada a marcar época en el baloncesto español, digna heredera de la brillante generación dirigida por Mondelo.

El equipo céltico galopa hacia el objetivo confeso del play off de ascenso; líder del grupo A, con cinco victorias en otros tantos encuentros. Un ascenso que ahora es objetivo firme, pero que siendo un sueño ya estuvo a un solo triple de distancia (51-54) aquel 29 de abril en Valencia. Carrera contribuyó al susto de las poderosas anfitrionas. A los directivos célticos les llovieron elogios e insinuaciones. Sobraban las ofertas de Liga Femenina. Raquel, aconsejada por sus padres, decidió que su etapa en Vigo no había concluido, igual por el baloncesto que por los estudios.

No resulta sencillo compaginar ambas dedicaciones. La ourensana apenas ha podido descansar. "Ha sido un verano eterno con cincuenta y pico días de 'asuntos FIBA'", recuerda el director deportivo céltico, Carlos Colinas. Raquel quedó sexta con la selección sub 17 en el Mundial disputado en Bielorrusia en julio y subcampeona con la sub 18 en el Europeo de Italia de agosto. A los torneos hay que sumarle las concentraciones. Su agenda estival se cerró con el campus Basketball without Borders, organizado por la NBA para las mejores promesas mundiales.

Tanto ajetreo y alguna molestia física llevaron a Cristina Cantero a racionarle la pretemporada. Se ausentó, por ejemplo, de las semifinales de la Copa Galicia. Y en este arranque oficial de la liga regular "está ajustando ahora su punto físico", revela Colinas; lo que añade valor a sus estadísticas.

Carrera incrementa su ritmo poco a poco. El equipo tampoco le exige mayores sacrificios. Edeferioka, Kjartansdottir y la universal Germán contribuyen a componer el juego interior más poderoso del grupo. Y dentro de esa estructura equilibrada la joven se las arregla para firmar unos números excelentes, que retratan la riqueza de su juego.

Carrera es la 23º anotadora del grupo A -la tercera céltica tras Motley y Kjartansdottir-, con 11,5 puntos por partido. Lidera al Celta en rebotes (9ª en la liga), asistencias (4ª), balones recuperados (4ª) y valoración (4ª). En tapones es la segunda céltica, tras Edeferioka, y 16ª en el grupo. Con 0,5 tapones por partido, es el único apartado en el que empeora con respecto al anterior ejercicio. En todos los demás progresa: de 11,3 a 11,5 puntos, de 6,4 a 8,25 rebotes, de 1,8 a 3 balones recuperados, de 15,5 a 21,25 en valoración. Firma esta mejoría pese a la reducción de minutos: de 29:25 a 27:52. De hecho, juega menos que las tres jugadoras que la superan en valoración: Cohen, del Aros León (26,5 de valoración en 32:04); Liñeira, del Ardoi (23,2 en 31:14); Jones, del Mataró (21.4 en 30:08).

Carrera, en resumen, hace de todo y bien. "A nivel de juego, la percepción es que competitivamente maneja una naturalidad asombrosa", reconoce Colinas, que valora que la ourensana está asimilando la presión de saberse bajo los focos. El ejecutivo céltico la ve "asentada en la competición como escenario conocido pero obligada a responder a su estatus y a ser alguien ahora mismo relevante en la liga. Está en un equipo más largo, de más nivel, que le obliga mucho más en el día a día". Aunque esto no significa que su proceso formativo haya concluido: "Está interpretando muchas cuestiones a nivel colectivo: cómo jugar con otra grande, con otra interior abierta, con una base muy rápida, con ritmo más pausado... Está aprendiendo a leer".