Un compacto y ordenado Coruxo consiguió sumar un meritorio punto a domicilio ante el Guijuelo en un partido igualado pero en el que durante setenta minutos los vigueses demostraron tener más fútbol, o al menos mayor criterio, y en el que además gozaron de las mejores ocasiones. Entonces, la expulsión de Crespo y la salida del campo de un Silva, que hasta ese momento había vuelto loca a la defensa local, cambió por completo la dinámica y en ese tramo final los salmantinos asediaron el área rival generando todas y cada una de las ocasiones de gol que antes no habían tenido.

Los dos saltaron al campo muy fuertes en la presión defensiva y tratando de marcar un ritmo alto de partido que incomodase al adversario y así evitar el peligro en el área, pero no se había cumplido el minuto dos de juego cuando el Coruxo gozó de una excelente oportunidad para marcar el primer gol. La acción supuso un gran susto para un Guijuelo al que le costó rehacerse y que se tiraría todo el primer cuarto de hora muy replegado.

Llegados al ecuador del periodo el Guijuelo consiguió igualar más las cosas, fundamentalmente en lo que se refiere a la posesión, pero siguió sin ofrecer mordiente ante un Coruxo que basculaba ordenado sin pasar apuros. En el tramo final el choque se embarulló demasiado, con constantes balones divididos e interrupciones, y es que Silva se las tuvo con casi toda la defensa local y al final consiguió cargar de tarjetas a los hombres de la retaguardia y encrespar el juego y a una grada local que cargó contra el colegiado.

Ambiente enrarecido

A la vuelta de los vestuarios en el reinicio del juego el ambiente prosiguió enrarecido, en la grada y en el campo. El Coruxo no aflojó lo más mínimo en lo defensivo y su implacable planteamiento desesperaba a un Guijuelo que quería lucir sus galones de local y sin embargo no podía siquiera hilvanar una jugada de peligro. Los nervios locales aparecieron en forma de indecisiones o errores, de faltas, más protestas y de un no saber calibrar los riesgos que pudieron costarle el gol. Por ejemplo en el minuto 55, en un contragolpe veloz de hasta cuatro jugadores vigueses en campo contrario que estuvo muy cerca de finalizar el de siempre: Silva, pero en esta ocasión Ayala reculó bien y salió al cruce para mandarla a córner.

Después, y pese a que el Guijuelo consiguió igualar algo más en el centro del campo, el encuentro continuó en el sitio que más le interesaba a un Coruxo que rozó el gol superada la hora en una jugada a pelota parada que terminó con un barullo enorme y un fuera de juego señalado por el colegiado cuando la pelota ya había entrado en las redes. Pero todo cambió en el 70 cuando Crespo era expulsado después de frenar contundentemente en plancha a un activo Ayub. La roja provocó el cambio inmediato de piezas y no sin sorpresa general Silva dejó su puesto a Mejía. Acto seguido el local Carlos Rubén remató abajo una peligrosa falta en el primer palo y un defensor sacó pegado a la línea de gol. Por primera vez el Guijuelo tenía una ocasión reseñable y en el siguiente minuto el Coruxo volvería a mover su banquillo.

De ahí en adelante al Coruxo le tocó replegarse por completo y trabajar duro para achicar balones de un Guijuelo que se lo fue creyendo hasta asediar por completo a su rival e ir encadenado una tras otra ocasiones de gol.