Por vez primera desde que Josep Maria Bartomeu preside el Barcelona la asamblea de socios compromisarios no fue una balsa de aceite para la junta directiva que, ante la disconformidad pública de los asistentes, optó por suspender la votación referente a la remodelación del escudo.

Después de que en el turno de preguntas para debatir este punto muchos de los compromisarios presentes en el Palau Blaugrana se mostraran contrarios al nuevo diseño y, en algunos casos, reclamaran al club realizar un referéndum para aprobar el cambio, el máximo mandatario de la entidad tomó la palabra para suspender la votación. "Hemos decidido retirar este punto del orden día y haremos una reflexión interna con los ejecutivos para ver cómo podemos conjugar la historia y la digitilización", apuntó Bartomeu mientras una parte importante de los asistentes gritaban "¡queremos votar!".

El nuevo diseño pretendía suprimir el acrónimo FCB, dar más visibilidad a los diferentes símbolos que conforman el escudo (las banderas de Barcelona, Cataluña y la azulgrana), reducir el número de franjas azulgranas y realzar la pelota, que pasaba a ocupar una posición más centrada.

La aprobación del nuevo escudo debía comportar también la modificación del artículo 2 de los estatutos del FC Barcelona, que describe en un anexo los colores y el diseño que luce en la actualidad, un punto que finalmente también se retiró del orden del día.

En cualquier caso, la asamblea se quedó sin votar el diseño propuesto por la agencia Summa, cuyo director creativo, Josep Maria Mir, defendió ante los socios compromisarios la necesidad de adaptar el escudo a los nuevos tiempos.

No fue el único varapalo de la jornada para la directiva, que no obtuvo la mayoría suficiente -dos tercios de los votantes- para modificar dos puntos de los estatutos que les hubiera permitido firmar operaciones de deuda corriente que sumen más del 10% sobre el presupuesto.

Más plácida fue la aprobación referente a la gestión económica del pasado curso y los presupuestos del presente ejercicio. Un total de 721 socios compromisarios dieron luz verde a las cifras del último ejercicio (2017-18) con unos ingresos de 914 millones de euros -los más elevados de su historia-, un gasto de 882 millones y un beneficio final neto después de impuestos de 13 millones.