El Iberconsa Amfiv, más integrador que nunca, añade edades, sexos y latitudes a los distintos grados de discapacidad. César Iglesias, acostumbrado a manejarse con los jugadores imprescindibles para componer el quinteto inicial, ha visto su plantilla duplicada. El reto es construir ahora una criatura colectiva que trascienda sus diez miembros y ocho nacionalidades.

Los japoneses Naohiro Murakami y Mari Amimoto han sido los últimos en incorporarse. Hoy se someterán a la revisión médica que confirme su puntuación. La documentación del proceso no podrá tramitarse a tiempo de que puedan ser alineados mañana (19.00) ante el Mideba Extremadura, en el estreno vigués en Bouzas -la escuadra buscará su segunda victoria tras la lograda en Málaga (47-57)-. Pero César Iglesias ya dispuso de Murakami y Amimoto en el entrenamiento de ayer. El técnico llevaba mucho tiempo sin poder realizar ejercicios de cinco contra cinco.

"No recuerdo cuándo fue la última temporada que tuvimos tantos jugadores", confiesa el presidente, José Antonio Beiro. "César nunca tuvo diez en todos los años que lleva en el club (es el séptimo como técnico, en dos etapas desde 2010). Nos permitirá tener más rotaciones, más facilidades a la hora de entrenar y más medios de trabajo para los entrenadores, que era algo que nos quitaba el sueño".

"No tendremos que estar todos los días pendientes de si un jugador puede acabar el partido por cinco faltas", abunda Beiro. "Y si llegamos a Copa del Rey, y también en competición europea, con varios partidos seguidos, habrá más amplitud de banquillo para no llegar reventados a los finales".

Llama la atención la diversidad de orígenes, una tendencia general en la liga española, la mejor de Europa según el ranking de sus clubes. En su 51ª edición, la División de Honor bate su registro de extranjeros, con 56 sobre un número total de 123 jugadores. "Es más fácil traerlos si saben que vienen a una liga medianamente seria, casi profesional", argumenta Beiro. "Lo malo es la escasez de nacionales. En nuestro deporte podría ser bueno que no haya jugadores, pero nos tememos que hay gente con discapacidad que está volviendo a no hacer deporte". Añade otra razón: "También hay más modalidades y se diversifica. Dependemos de un nicho pequeño de población. En otras épocas el baloncesto en silla era el deporte referente y ahora ya no lo es. Creo que tampoco se está trabajando bien el tema de las canteras".

En la planificación de Iberconsa Amfiv se había anticipado esa carestía de canteranos a medio plazo. Se han ido retirando (Berni Costas, Santi Comesaña) o mudando (Mouriz, Manu Lorenzo, Vicki) jugadores de la casa. Hay talentos en las escuelas como Uxía cuya eclosión se espera en los próximos tres o cuatro años. "Es difícil sacar siempre canteranos y sabíamos que esto iba a pasar. Es algo transitorio. Afrontamos una etapa en la que necesitaremos jugadores de fuera y de ahí también la necesidad de un patrocinador", admite Beiro, que no deja de celebrar el acuerdo con Iberconsa.

Así que el Amfiv, de perfil compacto y hogareño, se ha transformado en un potaje de biografías (de los 20 años del francés Louis Hardouin a los 46 que cumplirá el mexicano Salvador Zavala en diciembre) y orígenes. La plantilla se completa con la australiana Shelley Cronau, el argentino Franco Alessandrini, el polaco Przemek Bonio, los gallegos Agustín Alejos y Julio Vilas y Lorenzo Envó, de nacionalidad española pero nacido en Guinea Ecuatorial. "El vestuario estará unido. Al grupo ya se le nota. No habrá problemas", pronostica Beiro, que confía en la labor de cohesión que ejercerá César Iglesias como secretario general de esta particular organización de naciones unidas: "Tenemos un gran jefe".