Aunque segura desde hace tiempo, la confirmación a viva voz de la candidatura de Gustavo Falque a la Federación Gallega traslada al escenario público la guerra soterrada que el vigués mantiene con el actual mandatario federativo, Rafael Louzán. Carecen ya de sentido disimulos y fingimientos. Louzán y Falque, el "ticket" que destronó a Jesús García Liñares en 2014, se preparan para la colisión. Serán unos comicios complejos y apasionantes, que culminarán con la elección del nuevo presidente el próximo 10 de diciembre. Frente a frente, dos animales electorales, muy distintos en sus trayectorias, pero parejos en su astucia en el manejo de los resorteos internos de este tipo de procesos. Y es precisamente Liñares, antaño víctima del dueto y actor secundario de momento, el que puede desequilibrar la contienda. Falque lo corteja.

Liñares, socialista, alcalde de Cerceda, puso fin al largo reinado de Julio Meana en la Federación Gallega en marzo de 2011. Llegaba como adalid del cambio oxigenante y como tal recibió el apoyo de Gustavo Falque, eterno presidente del Coruxo. Falque, sin embargo, no se incorporó a su equipo. Louzán dirigía entonces la Diputación de Pontevedra. Desde ella fue tendiendo sus tentáculos hacia el fútbol, con ingentes inversiones en infraestructuras, y desde ese plataforma planteó el asalto a la Federación en 2014, cuando asumió que su etapa en política había concluido.

Liñares había decepcionado a buena parte del fútbol gallego. La mutualidad era una herida sangrante. Y el proyecto de macrosede de A Coruña generaba resquemor en las delegaciones territoriales. Louzán se había criado tejiendo influencias y alianzas en la Diputación. Las rutinas clientelistas de la Federación, sus cuotas de poder y equilibrios estamentales no le resultaban extraños. Pero necesitaba a un experto de ese mundo: Gustavo Falque.

Nadie puede discutirle al vigués su sabiduría futbolística. Falque, con el proyecto del Coruxo bien asentado, ejemplo de gestión en muchos sentidos, lleva muchos años cultivando relaciones en ambos lados del Padornelo. Conoce los entresijos y problemas del fútbol modesto, aficionado, profesional, canterano... En Madrid lo consideran una voz autorizada a nivel autonómico y sobre la Segunda B, en cuya comisión participa.

La asociación de Falque y Louzán compensó sobradamente la ventaja que ser el presidente en vigor concedía a Liñares. El coruñés se comportó además con cierta ingenuidad. Dio como buenos sus cálculos en esa carrera de trampantojos y espejismos que es un proceso electoral en la Federación Gallega, en la que muchos prometen su voto a todo aquel que lo reclame. Louzán se le impuso por 80 papeletas a 65 el 19 de diciembre de 2014.

La concordia entre Louzán y Falque duró poco, sin embargo. El romance empezó a agrietarse tan pronto como en enero de 2015, cuando en la Federación Gallega se desencadenó el desembarco del equipo que Louzán había construido en la Diputación; en total, dieciséis personas de su confianza, entre asalariados y asesores. Una invasión vista con recelo en un munto tan específico como el futbolístico. Y aunque Falque siguió como vicepresidente hasta el pasado mes de julio, el divorcio entre ambos no ha dejado de agrandarse, tanto en cuestiones de gestión como en criterios económicos.

Haz clic para ampliar el gráfico

Así que Falque, que hace meses superó un derrame cerebral, se siente con el vigor necesario para afrontar esta batalla. El vigués proclama que el fútbol gallego debe quedar al fin en manos de un especialista, de un tecnócrata sin intereses políticos. Él, que muñó la victoria de Louzán, pide perdón sin reservas y enarbola como propósito de enmienda la bandera de la regeneración. Las consultas que ha ido efectuando han alentado su optimismo. Louzán también ha puesto a trabajar su maquinaria desde hace varias semanas. Ayer mismo se reunía con clubes vigueses en el salón regio de la sede del Celta -una cesión celeste que ha causado cierta extrañeza, vista la fría relación que Mouriño mantiene con el ribadumiense-.

La competición federativa ya han comenzado con el voto por correo para elegir a los 150 miembros de la asamblea -151 si se le añade el presidente-. La jornada electoral presencial se sustanciará el 29 de octubre. Las candidaturas oficiales a la presidencia deben presentarse entre el 9 y el 15 de noviembre. Finalmente, el 10 de diciembre los asambleístas procederán a elegir al presidente.

A diferencia de anteriores comicios, los representantes de árbitros, entrenadores y fútbol sala se eligen en circunscripción electoral única. Pero son clubes (104) y futbolistas (30) los estamentos decisivos, distribuidos entre las siete delegaciones. El reparto territorial será una vez más el que decida.

Los expertos adjudica a Louzán el control de Lugo y Pontevedra, aunque Falque no renuncia a rascar algún apoyo. El vigués se siente fuerte en Vigo y Ourense. También en el norte, en A Coruña y Ferrol, que tendrá en el bolsillo si cierra un acuerdo con García Liñares. Con el expresidente comparte diagnósticos y soluciones. Falque traza como línea roja ser cabeza de cartel. Liñares aún deshoja la margarita. Si acudiesen divididos a las elecciones, Louzán respiraría aliviado. En cualquier caso, la delegación de Santiago aparece como la zona de nadie entre trincheras, cuya conquista puede decantar la balanza.

Desde Madrid observarán con interés el proceso electoral de una de las principales federaciones autonómicas. Y con Gustavo Falque como candidato predilecto. El viento no ha soplado a favor de Rafael Louzán en la evolución de la Federación Española. Louzán, que aspiraba a presidirla a medio plazo, tras haber asentado su perfil de heredero ideal para Ángel María Villar, apostó por Larrea en las últimas elecciones. Y no oculta su enemistad con el vencedor, Luis Rubiales, aunque todavía no se sabe si este tendrá un papel intervencionista en el proceso, con un pronunciamiento claro a favor de Falque, o preferirá mantener la apariencia de neutralidad institucional.