El británico Mo Farah se impuso en el maratón de Chicago con un tiempo de 2 horas 5 minutos y 11 segundos (2h05:11), estableciendo el nuevo récord de Europa.

El campeón mundial y olímpico en 5.000 y 10.000 metros es el primer británico en imponerse en esta disciplina desde Paul Evans en 1996.

De 35 años y nacido en Somalia, Farah se adjudicó la mayor victoria desde que empezó a participar en maratones hace un año, batiendo en esta ocasión al etíope Mosinet Geremew por 13 segundos, y al japonés Suguru Osako, tercero a 39 segundos (2h05:50).

"Fue increíble cruzar la línea de meta primero", dijo un exultante Farah, quien levantó sus puños y lanzó besos a los aficionados en señal de victoria.

El anterior récord europeo de 2h05:48 había sido establecido por el noruego Sondre Nordstad Moen en Fukuoka en diciembre pasado pero el británico lo pulverizó, destrozando también su mejor registro de 2h06:22 logrado en Londres en abril, cuando fue tercero.

Su debut en la distancia había sido también en la capital inglesa, con un octavo lugar en 2014, su única prueba competitiva antes de dedicarse totalmente a los maratones desde hace seis meses.

Farah permaneció buena parte de la prueba con el grupo de líderes y en los tramos finales resistió a todo tipo de ataques, despachando a Geremew con una importante ventaja en las calles empapadas por la lluvia en condiciones frescas y ventosas.

"Las condiciones (meteorológicas) no fueron geniales y todo el mundo pensaba en ellas en lugar de pensar en los tiempos. Pero sobre el final, lo conseguimos. Me sentí bien hacia el final de la carrera. Al principio me sentí un poco lento pero en general estoy muy contento", agregó el campeón.

Galen Rupp

En el primer gran maratón desde que el keniano Eliud Kipchoge pulverizara el récord del mundo en Berlín el mes pasado, deteniendo el crono en 2h01:39, Farah se robó el espectáculo en lo que se había vendido como una batalla contra su excompañero de entrenamiento, el estadounidense Galen Rupp, ganador en 2017.

Farah y Rupp lucharon juntos contra las duras condiciones climáticas y permanecieron juntos hasta que el norteamericano bajó el ritmo tras 35 kilómetros.