- Jugarán el Memorial Quino Salvo pocos días antes de la eliminatoria con el Nizhny Novgorod en la Champions League de FIBA.

- Es una eliminatoria muy complicada. El equipo ruso es de otra realidad competitiva y presupuestaria. No nos gusta hablar del aspecto financiero, pero es evidente que su plantilla tiene más experiencia y talento. Para nada somos favoritos, pero no deja de ser deporte. En ambición, ilusión y entrega seguro que los rusos no son superiores.

- ¿Esa proximidad en fechas le invita a la precaución en el Memorial Quino Salvo?

- Nosotros jugaremos con todo. Para mis jugadores supone una motivación enorme medirse a uno de los mejores equipos de ACB. La pretemporada acabará oficialmente el día 15 y coincide con las ventanas FIBA. Habrá algunas ausencias importantes. Pero será un grandísimo espectáculo.

- El año pasado ya compaginaron las competiciones nacionales con un torneo europeo. ¿Pagaron ese esfuerzo en el play off por el título luso ante el Oliveirense?

- Somos un club grande del deporte portugués y en baloncesto somos tradicionalmente favoritos junto con Benfica. Europa nos dejó grandes satisfacciones, pero con algunas consecuencias durante la primera fase del campeonato, algunas derrotas inesperadas. No sé si esto tuvo consecuencias en la parte final. Creo que no. Al play off llegamos bien. En la final tuvimos lesiones importantes y nos encontramos a un rival que fue mejor.

- En una institución como el Oporto convive con la obligación de ganar.

- Esa presión tiene unas circunstancias favorables. Disponemos de una muy buena plantilla para la realidad del baloncesto portugués y las condiciones de trabajo son inmejorables, superiores a las de muchos clubes en los que trabajé en España. En mi carrera he tocado prácticamente todas las posibilidades. He dirigido a equipos que peleaban por el título y por la permanencia, a una de las mejores selecciones del mundo como España o Angola dentro de África y otra con problemas como Portugal. La presión de tener que ganar es muy bonita, mucho mejor que la presión de luchar para no perder.

- Encadena una década en el Oporto. ¿La dificultad de esa continuidad es reinventarse?

- Nunca imaginé que podría estar tantos años en un club y honestamente lo que quiero ahora es continuar. Influye la propia idiosincrasia del club, que favorece que estemos mucho tiempo. Históricamente han tenido entrenadores longevos en basket y balonmano; en fútbol es más difícil por la competición salvaje. Me obliga a reciclarme, a alterar a veces el núcleo duro del equipo tras muchos años de relación con jugadores. Hay que forzar algunas salidas. Tengo una responsabilidad más allá de ganar títulos, que es construir jugadores. No son siempre objetivos fáciles de compaginar y creo que lo estamos haciendo bien. Durante los tres años en que se suspendió la actividad profesional fue muy enriquecedor trabajar solo con la cantera.

- Usted ha participado de forma activa en la evolución del baloncesto en Portugal.

- El baloncesto en Portugal fue más fuerte hace unos años porque había una liga profesional, de clubes, a imagen de la ACB, con lo que conlleva de salarios mínimos, estructura? Han pasado por una crisis y ahora estamos creciendo. He visto evolución en los entrenadores y ha aumentado el número de extranjeros en los equipos, sin ser todavía el ideal. Estamos todavía unos pasos por detrás de otras ligas europeas. Estamos cerrados a entender que el marco de contratación podría ser diferente sin perjudicar a la selección y al jugador nacional. Yo creo que he ayudado mucho. En los primeros años, estando en la federación y después ya en el club, trabajé estrechamente con la escuela nacional de entrenadores. Ayudé a desarrollar el manual de entrenador de nivel 2, fui profesor en el curso de nivel 3? Los que han sido mis ayudantes son discípulos míos. Y veo en otros entrenadores jóvenes tendencias que llegaron conmigo. Lo digo sin vanidad, sin presunción, porque hay otros grandes entrenadores allí y con filosofías propias. Portugal debería abrirse más al baloncesto internacional no americano y cuesta un poco. Allí la referencia NBA es muy importante y no es el modelo a seguir.

- Inevitablemente se le pregunta con frecuencia por un posible regreso al baloncesto español.

- Estoy en el Oporto y no me siento extranjero, no siento que esté fuera de casa. Por tanto no aparecen esas connotaciones de sentirse lejos. Es un club al que quiero mucho, en el que más tiempo he estado a lo largo de mi carrera. Ya he superado los ocho años que trabajé para la Federación Española. He tenido ofertas para volver a España, pero siempre me han llegado cuando tenía contrato con el Oporto. Mi compromiso con ellos hace que ni me plantee cortar. Vamos a ver qué depara el futuro. Yo volvería a España encantado, claro, pero estoy muy contento allí. Pudiendo estar en el Oporto, es muy difícil que me motive otro proyecto.

- El Breogán vuelve a la ACB, donde se ha consolidado el Obradoiro. ¿Buenos tiempos para el baloncesto masculino gallego de élite?

- Es muy positivo para el baloncesto gallego que el Breogán haya subido. Me alegro muchísimo por ellos. El Obradoiro es de los mejores equipos de España en calidad de juego, manera de trabajar y contratar, la gestión del director deportivo y el entrenador... Están haciendo campañas increíbles. Coruña y Ourense están ahí, llamando a las puertas de la ACB. Ojalá. El baloncesto en Galicia es muy importante, con entrenadores y jugadores del máximo nivel. Volviendo a la pregunta anterior, trabajé en ACB en Breogán, Sevilla, Gijón? Por haber estado y muy joven no siento esa necesidad de volver y esa serenidad me permite disfrutar del proyecto que tengo ahora. A lo mejor algún día. No dejo de guiñarles el ojo a esos proyectos gallegos de LEB Oro, que son muy atractivos.

- En la lista que usted menciona no figura lógicamente Vigo. Fue vecino, nos conoce bien: ¿Por qué?

- Los vigueses tenéis la respuesta. Yo no dejo de ser un observador del baloncesto vigués. Quizás la conjunción de esfuerzos, la unidad aunque se intentó varias veces, la necesidad de ayudas institucionales y empresariales? Como hay mucho deporte en Vigo, de muchas disciplinas, quizás esto está muy fragmentado y distribuido. Pero Vigo es muy importante en el baloncesto gallego. Ha sido cuna de grandes entrenadores y jugadores. Como jugador de formación, técnico y director de Siglo XXI, recuerdo a Vigo como germen del baloncesto, muy por delante de lo que pasaba en otras áreas como Lugo, Ferrol, Santiago, Ourense? Vigo estaba años por delante de nosotros. No sé por qué no hay baloncesto masculino de élite, pero se dan todas las circunstancias: ciudad bonita, yo creo que afición, aeropuerto? Ojalá algún día.

- En cuanto a jugadores vigueses, Quino, un referente.

- Todos los que hablamos de Quino lo definimos primero como buena persona y después ya como jugador y entrenador. Su calidad humana es lo que hace que lo recordemos tanto y con tanto cariño, con la bonita existencia de este memorial. Fue un pionero del baloncesto gallego, capaz de competir en el alto rendimiento fuera de Galicia como jugador y entrenador. Me lo encontré en muchos pabellones y siempre tenía un abrazo, una buena palabra. Fue triste su fallecimiento, pero ha dejado marca. Siempre será uno de los grandes nombres del deporte gallego.

- Ya se había retirado Raúl López, lastrado por las lesiones. Ahora Navarro. Comienza el adiós de esa generación con la que usted logró la plata en el Europeo de 2003. ¿Sabrán y les dejaremos retirarse bien?

- Esa generación dorada, sobre todo los nacidos en 1980, han llegado a un punto en que difícilmente se es capaz de dar el rendimiento que su propia figura casi obliga, a ellos como autoexigencia personal y también las expectativas del resto. El Barcelona es un club señor y Navarro es un deportista incuestionable. Ellos sabrán qué ha pasado. No hay que polemizar. Otros como Pau siguen compitiendo, aunque es más habitual en la NBA ver estas carreras tan longevas. Dejan un legado muy importante, imborrable. Obviamente es el pasado, es historia, y en el deporte solo cuentan los últimos resultados, que en realidad han seguido siendo buenos hasta ayer. Han pasado el relevo muy bien a una nueva generación ya más heterogénea en sus edades. Esa inercia permanecerá durante mucho tiempo. Y algunos aún tienen mucha pedalada.