El Celta cumple hoy 95 años. El 23 de agosto ha quedado fijado como la fecha oficial de su natalicio, culminación del largo proceso de fusión de Real Fortuna y Real Vigo Sporting Club, que ya era a su vez desde 1913 el producto común de dos entidades. Esa condición de territorio común, de nexo que congrega identidades, alimenta al Celta en su galopada hacia el centenario, que se desea perfecto. Un lustro para que madure un proyecto deportivo de joven edad media y para que cuajen los diferentes retos empresariales e institucionales.

Ya está cada vez más cerca del siglo aquella idea que Manuel de Castro Hándicap, y que fue moldeando con laboriosidad junto a los otros apóstoles de un celtismo entonces todavía sin nombre: Juan Baliño, Pepe Bar, Ventura Lago, Miguel Bezares o Basilio Poncet, asistentes a la reunión primaveral en casa del Doctor Bustelo que dio forma definitiva a su deseo.

El Celtaha preparado una serie de actos para conmemorar su fundación. A Sede, A Madroa y Abanca Balaídos estarán decorados de forma especial. Habrá diferentes actividades de música y animación en los locales de Príncipe, donde además se repartirán pulseras y un millar de tartas. El evento principal de la jornada tendrá lugar a las 18:30 en la tienda de A Sede, donde el presidente, Carlos Mouriño, y el capitán del primer equipo, Hugo Mallo, recibirán al, actualmente, único abonado del Celta nacido en 1923.

Son festejos que, igual que los de años venideros, ejercerán como aperitivo de lo que el club organizará durante el centenario. Nada se ha decidido aún o al menos nada ha trascendido. Pero Mouriño ya quiso tomarse en serio el noventa aniversario al punto de acordar un concierto de U2 en Balaídos -que finalmente no se realizó, según el dirigente, a causa de los obstáculos del Concello-. Al final fueron otros los conciertos, de menor resonancia aunque mucha fibra sentimental.

Es posible imaginarse a Mouriño concibiendo una agenda fastuosa. Aunque ha centrado su atención en otro tipo de iniciativas más estructurales. La intención del Celta es que en estos años venideros se desarrolle al máximo posible la ciudad deportiva de Mos. Y aunque la reforma del estadio no depende del club, el centenario debería celebrarse en un Balaídos concluido.

Si sigue la actual directiva, tampoco cambiará la política deportiva de la entidad: apuesta por jóvenes talentos y cantera. Brais Méndez es el último gran producto que ha aterrizado en el vestuario profesional desde el vivero; el mosense, presente y futuro, celebra la buena salud del Celta. "El club lleva muchos años creciendo. Los objetivos son cada vez más grandes, mirando hacia arriba siempre. Eso habla muy bien del club, de cómo se está trabajando dentro y lo positivo que es", analiza y sitúa su mirada en el centenario: "De aquí a cinco años pueden pasar muchas cosas. Pero me imagino a un Celta cada vez más asentado, disfrutando más las competiciones europeas y por qué no en cinco años jugar la Champions, como ya se vivió". Y así sueña él al equipo, "jugando la Champions, celebrando algún título y conmigo en la plantilla, claro".