Inglaterra, que cayó en la semifinal del Mundial contra Croacia (2-1), un grupo que ilusionó a todo un país con una final que no disputaban hace medio siglo, no supo gestionar el golazo del lateral Kieran Trippier que les puso en ventaja en el minuto 5.

Nadie contaba con ellos en la final del Luzhniki. Se hablaba de un equipo joven, con calidad, que había avanzado en su grupo clasificatorio sin conocer la derrota en diez partidos (ocho victorias y dos empates) y con un ariete de clase mundial como Harry Kane. Dirigido por un técnico de escaso bagaje como Gareth Southgate, exjugador inglés de gran nivel pero llegado al banquillo de los 'Tres Leones' como solución interina tras las prácticas fraudulentas del anterior preparador Sam Allardyce, pocos auguraban un excelso campeonato para Inglaterra.

En un grupo sencillo, con la defensiva Túnez y la débil Panamá, Inglaterra fue creciendo en la consideración general, y no vio lesionado su crédito por la derrota ante Bélgica. Incluso se debatió si esa derrota por 0-1 había sido conveniente para evitar la parte más dura del cuadro, ya que en su camino a la semifinal Bélgica, que cayó ante Francia, tuvo que enfrentarse a Brasil tras pasar apuros ante Japón; mientras que Inglaterra jugó contra Colombia y Suecia antes de citarse con Croacia en semifinales.

Nadie esperaba novedades en el planteamiento de Southgate y no las hubo. Confió en su línea de tres centrales, en sus carrileros, en el triángulo Alli-Henderson-Lingard y en Kane con Raheem Sterling. Nadie esperaba que le saliera tan bien al principio. Porque en los primeros cinco minutos un balón rechazado en la zona de tres cuartos del campo 'Valtreni', Lingard bajó el balón al piso, lo protegió con una maniobra de orfebrería ante el croata Ivan Rakitic y lo cedió a Dele Alli, que se dirigía al área cuando Luka Modric lo derribó por detrás.

Ahí entró en acción el 'Beckham de Bury', Kieran Trippier, que en el golpe franco batía a Subasic. El gol, un golazo que permitía soñar a los 'Tres Leones' con la final que no disputaban desde hace 52 años, cuando ganaron el Mundial que ellos mismos organizaron en 1966, puso en ventaja en el marcador a Inglaterra, pero fue para ellos un arma de doble filo. Ahí empezó su adiós.