La española Garbiñe Muguruza, tres del mundo, comenzó su defensa del título en Wimbledon con una cómoda victoria ante la británica Naomi Broady, 138 y de 28 años, por 6-2 y 7-5 en una hora y 28 minutos.

Ante el reto de convertirse en la sexta mujer en la historia, capaz de defender con éxito el título conseguido el año antes, Garbiñe inició este proceso con una clara victoria ante Broady, una de las seis invitadas especiales de la organización, con quien ya se había medido en Wrexham (Reino Unido) en 2011, en un torneo del circuito ITF.

En el segundo día de competición, con 27 grados y algo menos de viento que en la jornada del lunes, Muguruza abrió la pista central como manda la tradición con las defensoras del título, dispuesta a solventar el encuentro por la vía rápida, para ahorrar energías. Pero se mostró nerviosa y eso pudo costarle caro en el segundo set.

No fue un gran partido de la española, aunque la espigada jugadora de Stockport, de 1,89 metros, con excelente revés a una mano, no le dio demasiados problemas y no pudo contener los golpes de fondo de la actual campeona.

Así, Garbiñe disputó el partido como quiso, alternando buenos momentos, con fallos en la red y algunas indecisiones con su remate, debido a sus nervios, pero controlando la situación con su derecha y sobre todo con su saque, con el que cedió un solo punto de rotura, y no lo entregó jamás.

Brody superó una bola de partido en el décimo juego del segundo set, pero no pudo impedir que Mugurza le acabara rompiendo el servicio en el duodécimo (tres veces en total) para firmar su victoria y esperar ahora desenlace del duelo entre la belga Alison van Uytvanck y la eslovena Polona Hercog para conocer su próxima rival.

"Estoy contenta con mi servicio y sobre todo porque he sabido controlar las emociones", dijo la española, que sobre el público de la central comentó que había sido "muy justo con ambas", al referirse a la nacionalidad de Broady.

"Lo disfruté porque fue un partido muy igualado", zanjó Garbiñe