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Las dudas defensivas lastran a la Roja

La selección española ha cometido graves errores en su área - Los rivales han marcado cuatro goles, incluyendo el anulado a Irán, en sus únicos cuatro tiros a puerta

Hierro da instrucciones durante el entrenamiento matutino en Krasnodar. // Pierre-Philippe Marcou

Con la distancia que dan los años, la impresión generalizada es que España ganó su primera estrella de campeona del mundo de fútbol sólo con los goles de Villa y el de Iniesta en la final. Un análisis más profundo del recorrido de la selección de Vicente del Bosque en Sudáfrica descubre un dato incontestable: la selección fue un muro defensivo. Gracias a las paradas de Casillas, la solidez de la línea formada por Sergio Ramos, Puyol, Piqué y Capdevila, más el auxilio de Busquets y Xabi Alonso, la Roja despachó los siete partidos del Mundial 2010 con sólo dos goles en contra. Por eso, los tantos de Villa en octavos y cuartos, el de Puyol en semifinales y el de Iniesta en la final bastaron para coronar a la Roja. El equipo de Del Bosque también ganó 1-0 el miércoles a Irán, pero no dio la sensación de tener controlado el partido. A los iraníes les bastó un saque de banda, una falta lejana o un balón bombeado para provocar incendios en el área española. Algo parecido a lo que ocurrió con Portugal, aunque entonces se disfrazase con errores individuales. En cualquier caso, Hierro tiene trabajo porque él sabe mejor que nadie que sin defensa no hay estrella.

Atrás, una sangría. Después de dos partidos en Rusia, la estadística de España en defensa no puede ser más descorazonadora: De Gea recibió tres goles en los tres únicos remates que fueron a portería. El cuarto también entró, pero fue anulado por el juez de línea, y refrendado por el VAR, cuando el iraní Ezatolahi aprovechó un nuevo desajuste de la defensa española para marcar lo que hubiese sido el empate. Lo peor para España es que esos goles, además de un par de remates de Irán que se marcharon fuera por muy poco, no llegaron como consecuencia del dominio del rival, ni siquiera de contragolpes aprovechando los espacios que dejaban los de Del Bosque. Portugal marcó de penalti provocado por Cristiano con la defensa española armada, con un tiro desde la frontal del área sin aparente peligro y con una falta innecesaria de Piqué cuando Ronaldo maniobraba de espaldas a la portería. Pero en el Portugal-España se empezaron a notar unos síntomas que se confirmarían ante irán: los delanteros rivales (Guedes y Cristiano en el debut, Azmoun el miércoles) se anticipaban siempre a los centrales en los balones largos, previsibles, que les llegaban desde su defensa. Piqué y Sergio Ramos han tenido unos problemas inimaginables para imponerse en el juego aéreo, incluso en las acciones a balón parado. Irán, cuando se decidió a salir de su campo, también explotó los problemas en la banda derecha de España, donde a Carvajal se le notó falto de ritmo después de casi un mes sin competir. La sensación es que España necesita el balón para defenderse. Sus estadísticas de posesión (61 por ciento frente a Portugal y 70 contra Irán) no han bastado para pasar unos partidos tranquilos.

Dudas razonables. Vicente del Bosque consiguió equilibrar una selección de talante muy ofensivo con la pareja Busquets-Xabi Alonso. Desde la retirada del exmadridista, ninguna prueba ha acabado por convencer a los seleccionadores. Han pasado Koke, Saúl y Thiago, pero no se ha asentado ninguno, hasta el punto de que Hierro prefirió al barcelonista como único pivote defensivo hasta el 1-0. Las dudas defensivas de España en Rusia se han acrecentado por el grave error de De Gea en el segundo gol frente a Portugal. Si la Roja fue en 2010 un bloque sólido, que empezaba en Casillas y terminaba en Villa, la actual duda sobre esas dos posiciones clave. Diego Costa ha apagado de momento el debate a base de goles. De Gea, pese a acabar a cero ante Irán, no transmite la confianza de su antecesor en la portería.

Tarea de todos. Aunque España superará la primera fase con un simple empate frente a Marruecos, o quizá ni eso, la sensación es que la Roja necesita un reajuste de su sistema defensivo para aspirar a algo en un Mundial que, en la mayoría de los partidos, se decide por detalles. Los retoques de Hierro no se deberían de limitar a la última línea, ya que la selección parece haber descuidado, o relajado, la presión adelantada. En contra de lo que ocurrió en Sudáfrica, incluso ante selecciones potentes como Alemania y Holanda, en este Mundial España no está ofreciendo seguridad cuando se resguarda en su campo. Jugadores como Iniesta, Silva o Isco no están acostumbrados a defender tan atrás y Busquets se queda demasiado solo. La última línea de cuatro, a priori indiscutible, también se ha abierto al debate tras el buen partido de Nacho contra Portugal y las malas sensaciones de Carvajal ante Irán.

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