Un solitario gol de Luis Suárez clasificó ayer para los octavos de final del Mundial a una decepcionante Uruguay. El "pistolero" no pudo elegir mejor ocasión para desenfundar, ya que el delantero del Barcelona cumplía 100 veces como internacional desde que debutara ante Colombia allá por 2007, con 20 años.

Además, la selección charrúa logró la segunda victoria del torneo y disputará los cruces por tercera Copa Mundial consecutiva, un hito histórico para el equipo dirigido por Óscar Tabárez. Este resultado también coloca en octavos al país anfitrión, Rusia, con el que los uruguayos se jugarán el primer puesto.

A falta de juego, los uruguayos puede presumir de tener una defensa casi inexpugnable en la que Godín y su escudero Giménez no perdonan ni una. A Uruguay le gusta sufrir. Como ocurriera contra Egipto, la Celeste apenas dejó alguna combinación para el recuerdo y lo redujo todo a la disciplina defensiva.

La reprimenda de la federación saudí, que echó toda la culpa del 5-0 del partido inaugural al técnico, Juan Antonio Pizzi, debió de surtir efecto, ya que los árabes salieron a por todas desde el primer minuto y arrinconaron a los uruguayos.

Sólo mediada la primera parte, la selección charrúa pareció despertar y así llegó el gol a la salida de un córner muy mal defendido por el equipo rival. El portero salió "a por uvas", midió mal y el balón le llegó a un oportunista Suárez, que sólo tuvo que empujar la pelota. (min.23)

No obstante, el gol sólo escondió las carencias uruguayas, ya que los saudíes dominaban el balón, marcaban el ritmo del partido y seguían poniendo en dificultades a la defensa del equipo latinoamericano. Por dos veces Bahbri estuvo a punto de sorprender a Muslera, que despejó a córner en la primera y en la segunda vio como con todo a su favor el delantero disparó alto desde el corazón del área. En la segunda parte, pareció que los jugadores celestes adelantaron líneas e intentaban presionar tímidamente la salida del balón.

Suárez lo intentó a balón parado, pero el guardameta saudí despejó sin mayores problemas, mientras Sánchez sí debió marcar tras un medido centro de Cavani, pero su remate de cabeza salió por encima del larguero.

Tabárez se debió de cansar de lo que vio, ya que a los quince minutos de la reanudación reemplazó a Vecino y al "cebolla", que no habían estado nada acertados.

A los Halcones Verdes se les acabó el gas y los latinoamericanos pudieron ya controlar el partido, aunque con la vista puesta en el marcador y en el cronómetro. Muslera igualó ayer con trece el récord de partidos mundialistas que ostentó durante 44 años el mítico guardameta Ladislao Mazurkiewicz.