A Bélgica, una de las candidatas al cetro mundial, le costó encontrar su mejor versión el lunes frente a Panamá, la que a priori es la selección más floja de esta Copa del Mundo. Los centroamericanos soñaron durante 45 minutos con dar la machada y arañar un punto en el primer encuentro mundialista de su historia. Pero todo ese sueño se acabó cuando Dries Mertens marcó nada más arrancar la segunda parte, demostrando una vez más el ojo que tuvo Maurizio Sarri hace dos temporadas, cuando aprovechó una lesión de Milik para pasar a Mertens de la banda a la posición de delantero centro. Ahora el belga, a sus 31 años, se destapa como un goleador de talla mundial, aunque con su selección forme pareja de mediapunta con Hazard, teniendo por delante a un monstruo del área como Lukaku, que en la primera jornada acabó de ajusticiar a Panamá.
El entrenador español Roberto Martínez ha dado solidez a una Bélgica que llevaba años plagada de estrellas sin poder formar un equipo. Apuesta por un sistema de 3-4-2-1, en donde la mencionada línea de tres cuartos libera las bandas para que progresen Carrasco y Meunier. Mientras tanto, Mertens y Hazard se ofrecen en todo momento por la zona central del ataque.
Ambos jugadores creativos firmaron un partidazo, tanto en el cuarto de hora mejor de Bélgica en la primera parte como, sobre todo, en el segundo tiempo, cuando todo el equipo se desató. Pero fue Mertens, y no otro, el encargado de abrir la lata y espantar los nervios de un debut mundialista que está costando caro a la mayoría de las selecciones candidatas.
Mertens nunca llegó a debutar en la primera división de su país. Formado en el equipo reserva del KAA Gent, fue convocado con la primera plantilla pero nunca jugó. Es más, lo llegaron a ceder a un equipo de tercera categoría y después pasaría a la segunda división de los Países Bajos. No fue hasta el verano de 2009 cuando ficha por un club de la Eredivisie holandesa, el FC Utrecht. En sus dos temporadas en este club se destacó más como un asistente que como un goleador, el perfil que todo apuntaba que le definía mejor.
El belga daría un salto de calidad notable al fichar, en la temporada 2011/12, por el PSV Eindhoven. En dos temporadas sumó 37 goles y 33 asistencias. Rodeado de jugadores de más talento, Mertens empezó a destacarse como uno de los mejores atacantes belgas. Solo pudo ganar un copa y una supercopa holandesa, pero en 2013 dio el salto al Napoli, el segundo equipo más sólido de Italia en la presente década, por detrás de la Juventus. Con el club azzurro lleva cinco temporadas marcadas por dos etapas muy diferenciadas: Sus tres primeros años fue un asistente, extremo y creador de juego. En las dos últimas ha sorprendido a propios y extraños transformado en un delantero centro móvil al que se le caen los goles. De hecho, sus cifras anotadoras pasaron de 8 y 5 tantos por campaña a 28 y 18 en sus últimas dos temporadas, y eso mejorando incluso su aportación como asistente.
Mertens pasó a ser una pieza esencial para el Napoli de Maurizio Sarri y, si el club del sur de Italia, consigue mantenerlo tras el Mundial, tendrá que serlo también en el proyecto de Carlo Ancelotti, prácticamente al mismo nivel que el mediapunta y ya leyenda napolitana Marek Hamsik. Desde el césped de San Paolo, Mertens ha levantado una copa y una supercopa de Italia, muy importantes para un club millonario en afición y pasión, pero corto en lo que a títulos se refiere. Pero, lo más importante, es que contribuye a que el Napoli se acerque cada temporada más a la Juventus. Este año estuvieron cerca de llevarse su única Serie A sin Maradona, un hito histórico que tratarán de lograr con Ancelotti.
En la línea de tres cuartos a Mertens le gusta filtrar pases al hueco y penetrar en la zona de peligro partiendo desde una banda para sorprender a las defensas rivales. Bueno también en los disparos lejanos, como se vio ante Panamá, cuando actúa como delantero centro destaca por lo bien que se desmarca y lee las intenciones de sus compañeros. No es malo aguantando el balón pese a su corta estatura y tiene un regate poderoso. Al igual que con el gigante del sur de Italia Mertens aspira a hacer historia, con Bélgica lo tiene todo para pelear por la Copa del Mundo. El techo de los de Roberto Martínez se lo pondrán ellos mismos.
