El "milagro islandés" escribió la tarde del sábado un nuevo capítulo. Además de los grandes. Tras la machada de clasificarse para la Euro 2016 y sorprender al viejo continente llegando a cuartos de final, y tras clasificarse por primera vez para una Copa del Mundo, el país más pequeño en disputar la máxima competición futbolística (Islandia tiene apenas 334.000 habitantes) se plantó ante su primera cita mundialista nada menos que frente a la Argentina de Leo Messi. Para los dirigidos por Heimir Hallgrimsson sacar un resultado positivo parecía imposible, pero volvieron a tirar de solidaridad en las ayudas defensivas, de ataques rápidos y de ganas de seguir asombrando al mundo. Firmaron un empate a un gol que dejó incluso la sensación de que en la primera parte pudieron caer más tantos del lado islandés. Eso sí, el meta vikingo, Halldórsson, fue claramente el héroe de los suyos atajando todas las llegadas argentinas tras el gol de Agüero.

Pero entre los jugadores de campo, mientras todos esperaban que el peso del ataque recaería en el talentoso mediapunta del Everton Gylfi Sigurdsson, lo cierto es que Islandia contó con un protagonista poco menos que inesperado: el de Alfred Finnbogason. El exdelantero de la Real Sociedad y actual jugador del Augsburgo no solo fue el autor del empate cazando un balón en un barullo en el área, sino que además su trabajo fue esencial para el histórico primer punto de Islandia en una Copa del Mundo.

Durante gran parte del encuentro, Finnbogason se quedó solo arriba y peleó como nadie y contra todos. Hizo valer sus 1,84 metros como nadie para ganar duelos aéreos, entorpeció todo lo que pudo la salida desde atrás de una albiceleste que tiene en la defensa una de sus debilidades y bajó al medio del campo para armar el ataque islandés cuando se imponía un contragolpe rápido.

Pese a ser delantero centro, se pasó casi el mismo tiempo en la mitad de campo islandés ayudando a sus compañeros que en las inmediaciones del área rival. El gol que convirtió fue su justa recompensa al trabajo realizado. Pasará a los libros de historia como el primer goleador de su país en la competición global.

Finnbogason es un delantero con movilidad y gol cuando está en racha, pero es cierto que en su carrera siempre adoleció de regularidad. Hizo su debut como profesional en la liga de su país en el año 2009, tras cosechar éxitos con la selección juvenil. En su primer año ganó la Copa de Islandia, primer título oficial de la historia del Breidablik UBK. Al año siguiente, en el mismo equipo, ganó la liga y finalizó máximo anotador.

Comenzó entonces una carrera de trotamundos. Dio el salto al continente de la mano del Lokeren belga. En dos años solo pudo anotar seis goles y todo apuntaba a que su periplo internacional no daba sus frutos. Fue cedido al Helsingborgs IF de Suecia y marcó 13 goles en 22 partidos en todas las competiciones.

Le llegó la oportunidad de fichar por SC Heerenveen holandés. En la Eredivisie encontró un ambiente propicio para dar rienda suelta a su talento anotador. Ante las blandas defensas de los Países Bajos, con el equipo frisón marcó 28 goles en su primera temporada entre liga y copa. En la 2013/14 superó incluso esa cifra perforando las porterías rivales hasta en 31 ocasiones. Su explosión definitiva le permitió ser el máximo goleador de la Eredivisie y firmar con la Real Sociedad.

La etapa del goleador islandés en La Liga no pudo ser peor. Una lesión le impidió iniciar con regularidad la temporada. Solo marcó 2 goles en liga en 23 encuentros disputados y su primer tanto no llegó hasta la primavera de 2015, en el tramo final. A la siguiente campaña se iría cedido a Olimpiacos. Aunque ganó la Superliga helena, apenas formó parte del equipo.

Intentando encontrar su lugar en el viejo continente, en la 2015/16 sería cedido nuevamente, esta vez al FC Augsburgo alemán. En la Bundesliga encontró una buena versión de su juego y suma ya tres temporadas en el club germano. Su mejor campaña fue esta última, con 12 goles entre todas las competiciones. Lejos de las cifras que prometía en la Eredivisie, pero mostrándose como un delantero interesante para una liga como la germana. Con la nacional, Finnbogason anotó el sábado su 14º gol y todo apunta a que su capacidad de trabajo, más allá de su olfato, serán clave en las opciones que tenga Islandia para superar la fase de grupos.