España vivió ayer un episodio inédito en la historia de su fútbol. A sólo dos días del debut en el Mundial ante Portugal, la Federación despidió de forma fulminante al seleccionador que lo tenía todo planificado, Julen Lopetegui, y puso al frente del vestuario al hasta ayer director deportivo, Fernando Hierro, que sólo cuenta con un año de experiencia como técnico, el que completó la temporada pasada en el Real Oviedo en Segunda (octavo clasificado).

El cambio en el banquillo ha desatado una tormenta de imprevisibles consecuencias en la concentración nacional en Rusia y ha polarizado en el peor momento el debate futbolero patrio. Mañana España juega contra Portugal y nadie habla de ello. Mal síntoma para empezar.

La mecha, prendida el martes de forma irresponsable por el Madrid y por el propio Lopetegui, que ligaron su futuro en secreto y a espaldas de la propia Federación sin (querer) calibrar las evidentes consecuencias, desembocó en un gigantesco incendio que ayer se tradujo en una arriesgada decisión: un seleccionador despedido en contra de la voluntad de futbolistas elegidos por él mismo para reconquistar el Mundial.

El debutante presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, atribuyó el relevo a una cuestión de "valores" y de "formas". Al dirigente andaluz le pilló todo fuera de juego. No supo la noticia del acuerdo de Lopetegui con el Madrid hasta cinco minutos antes de que el club blanco lo anunciara de forma sorprendente e inesperada en su página web. "Hay decisiones que se tienen que tomar en función de una forma de actuar y unos valores. La RFEF no puede enterarse cinco minutos antes. Nos hemos visto obligados y no hemos podido mirar para otro lado. Tiene que haber un mensaje claro para todos los trabajadores de la RFEF. Los valores de la Federación los pone la Federación", señaló ayer el mandatario.

En vez de tragar sapos y tirar con Lopetegui, que había moldeado al grupo con sus inercias y su método de trabajo hasta hacer de él el único equipo invicto en su camino a Rusia, Rubiales optó por fulminar a Lopetegui y mandar un inequívoco mensaje de mando: "Nadie puede estar fuera de las reglas", sentenció. Sorprendido, el presidente de la RFEF se sintió ninguneado por el Madrid y por Lopetegui, dolido por la cornada, atrapado por una situación inesperada que, dice, le era ajena: "Es un duro golpe y todos estamos afectados. Pase lo que pase habrá críticas. Pero esto con el tiempo nos hará más fuertes", pronosticó.

La decisión divide a España y desempolva un viejo y cansino debate de filiaciones (aquí algunos madridistas, allí algunos antimadridistas) en un momento en que, después de un Mundial y dos Eurocopas en el botín, habían bajado mucho de tono las grandes disidencias (más allá de las políticas) en torno al equipo nacional de fútbol.

La decisión es un gran acierto y la única salida posible para quien ve en la jugada del Madrid y Lopetegui una puñalada inaceptable con la que sería imposible mantener la estabilidad. También es un grave riesgo para quien considera suicida contradecir la voluntad del vestuario y pretender armar un grupo convencido e implicado a dos días del debut. España y sus extremos. "Los jugadores me transmitieron máximo compromiso", destensó en cualquier caso Luis Rubiales, que elogió, tocaba también, a Julen Lopetegui: "Ha hecho un trabajo impecable".

Preguntado por las formas del Madrid, que negoció con Lopetegui en secreto desde el viernes, Rubiales se mordió la lengua. "Busca a un entrenador y busca al mejor. Eso es lícito. Pero la selección es el equipo de todos. No se pueden hacer las cosas de esta manera. Estábamos totalmente desinformados. Pedí que no se hiciera público pero ya se estaba hablando con los jugadores", dijo. "

"Actúo con responsabilidad. No me siento traicionado, pero no voy a traicionarme a mí ", añadió el mandatario, que tuvo que viajar de Moscú a Krasnodar, cuartel general de España en Rusia, de forma urgente el miércoles por la noche. Allí llegó con la decisión tomada, que comunicó tras horas de intenso debate con los capitanes y pesos pesados, partidarios de la continuidad del vasco.

Después la RFEF confirmó a Fernando Hierro, de vuelta a la Federación en noviembre tras su paso por Oviedo. En el club azul ganó 17 partidos de 43 en su única experiencia como técnico. Hierro, próximo a los futbolistas, era el plan B menos arriesgado. En un año exacto, de 13 a 13 de junio, ha pasado del banquillo del Oviedo al de España. Habrá que ver cómo le va. Las grandes historias, a veces, se escriben con renglones torcidos.