Roberto López regresa a esa espina dorsal de Sudamérica, abrupta y dolida, que conoce tan bien. El lucense afincando en Vigo mezclará solidaridad y alpinismo como en su expedición de septiembre de 2016; entonces, al Chimborazo y a una Ecuador craquelada por el terremoto; ahora, al Huascarán y a un Perú de mujeres maltratadas. López convocará a las conciencias desde las alturas del mundo.

McKinley, Pico Lenin, Mont Blanc o Kililmanjaro han sido otros destinos de Roberto López en su deambular montañero. Pero a ese reto espiritual y físico de cada expedición ha querido añadirle un componente social. Trabaja en Altran, la empresa de ingeniería de origen francés que en España tiene más de 4.000 empleados. Altran posee una fundación destinada a proyectos humanitarios con la que López colabora.

Tras la misión a Ecuador, el alpinista hubiera querido organizar otro proyecto en 2017. No pudo por trabajo y fechas -la nostalgia de la montaña se la curó con un maratón por los Pirineos-. Este año volvió a estudiar opciones a través de Cruz Roja España, que tiene delegaciones en casi todos los países de Sudamérica. Le interesaba la zona de la Cordillera Blanca y picos como el Alpamayo y el Huascarán, que es la cumbre (6.768 metros) y su destino.

El componente humanitario llega a tráves de la conexión con Cruz Roja Perú. En una localidad situada en el extrarradio de Lima se organizan talleres para mujeres maltratadas, con charlas educativas y apoyo a iniciativas de emprendimiento. "Se busca que sean capaces de crear algún negocio pequeñito y salir adelante", explica López.

El gallego parte este sábado hacia Perú. Participará en los talleres hasta el miércoles, aunque pernoctando en la capital por la peligrosidad de la zona. Y de allí se encaminará a Huaraz, el centro neurálgico del alpinismo en los Andes peruanos.

Roberto López se va a conceder entre cuatro o cinco días de aclimatación. Las expediciones se organizan allí a toda velocidad, pero el olívico conoce bien el riesgo del soroche, el mal de altura, cuya amargura cató en visitas anteriores al Aconcagua o al Ojos del Salado. Subirá al Pisco, montará en bicicleta... Cuando se sienta preparado, acometerá la ascensión. Ha calculado iniciarla el día 26 y hacer cumbre el 30 o ya el 1 de julio. Realizará el asalto en dos o tres tramos, en función de la meteorología. El campo base está situado en la morrena del glaciar, a 4.800 metros. Aunque no es una ascensión exigente a nivel técnico, con un "murito" de 60 grados de pendiente como principal obstáculo, invita a la cautela entre el campo 1 y el campo 2, terreno de seracs agrietados.

Tras completar la ascensión, López espera tener tiempo de realizar trekking por el Siula Grande, en la cordillera del Huayhuash. El día 5 intervendrá en otro taller, en este caso de liderazgo, para voluntarios y directivos de la Cruz Roja. Y a la mañana siguiente regresará, tras haber cumplido "una agenda completísima, con actividades bonitas y solidarias".