En Arcade vive un "pequeño" Hércules que ha convertido el crossfit en su forma de vida. Con solo 15 años Mateo Crespo se ha quedado a dos segundos de conseguir la clasificación para los CrossFit Games, que se disputan este verano en Madison (Wisconsin).

Desde los 11 años, empezó a practicar un deporte que descubrió gracias a su padre. "Empecé yo a practicarlo. Él hacía fútbol, pero me acompañaba a entrenar y así empezó él. Al principio era un juego", dice su progenitor, César.

"Al principio solo entrenaba un día a la semana. Era una diversión, pero poco a poco se ha convertido en algo más serio", dice Mateo. Durante los últimos meses se ha volcado en su intento de clasificación para los Games. "Prácticamente estuve todo el año centrándome en los Open para intentar clasificarme, era mi objetivo principal", se lamenta, el deportista de Arcade.

El sistema de clasificación es complejo y el nivel muy elevado. "Son casi 2.000 deportistas de todo el mundo los que aspiran. Cada semana tienes que grabar una prueba (wod). En total te piden cinco", relata su padre. En función de los vídeos aportados, "se clasifican los 200 mejores del mundo". Lo que equivale a los Regionals de categoría absoluta, en los teenagers tamibén se realiza de forma online, en lo que se denomina qualifier. De ahí salen los 20 clasificados. Mateo finalizó en el puesto 23º. "Es una pena, pero volverá a intentarlo", asegura César. Su hijo asiente: "Ahora, al subir de categoría (16-17 años), se complica aún más la clasificacion, pero sí que lo seguiré intentando, hasta conseguirlo", dice con determinación el joven de Arcade. El pasado año, en su primer intento, acabó en el puesto 102. Su progresión resulta increíble.

No le asusta el nivel de exigencia de un deporte que ha convertido casi en su religión. "Lo más exigente para mí es el factor mental. A veces, cuando compito a un nivel alto como los Open, cuando estás tan cerca de lograr algo tan grande como la clasificación para los Crossfit Games, estás todo el rato dándole vueltas a la cabeza pensando qué estará haciendo el resto o si tienes una buena marca para clasificarte", admite.

Ahora tocará intensificar el trabajo de cara al año que viene, aunque antes tiene previsto competir en los Centaurus Games que organiza su box CTS Crossfit, o en los Spanish Thorwdown, en Madrid.

"Es impresionante verle entrenar y competir". Habla el orgullo de padre: "Durante los wods acabó que durante quince días no podía mover los brazos. En uno de ellos, que dura 20 minutos, hizo 800 repeticiones de su ejercicio". "En halterofilia levanta de 90 a 100 kilos, y pesa 67. Es una burrada", añade.

El año que viene se intensifica el trabajo de fuerza y resistencia. "Los pesos que les ponen son ya como si fueran adultos. Se complica la cosa, pero no es nada que no se pueda hacer", dice confiado César.

"Me gusta el ambiente que me rodea en los entramientos y lo de ser constante en algo", subraya Mateo: "Soy muy exigente conmigo mismo, sobre todo en el deporte. No soy conformista".

El crossfit le ha permitido compartir experiencias con grandes profesionales del deporte como el haltera olímpico ruso Dmitry Klokov, los españoles Manuel Carballo o Alejandro Fernández o la campeona del mundo de la especialidad Tia-Clair Toomey. Al que no conoce todavía es a su gran referente, el estadounidense Noha Ohlsen.

Su pasión por el deporte es compartida con los estudios. Cursa 3º de la ESO en Arcade y cada tarde (salvo el día de descanso) se desplaza hasta Vigo para entrenar. También tiene profesores en casa para reforzar su inglés, y una persona que controla su dieta hipercalórica. Además, está federado en el Club Halterofilia Rías Baixas.

Pese a su juventud, no es un desconocido en el mundo del crossfit. "En agosto irá a Málaga a un seminario con John Singleton, que es un entrenador de Games afincado en Mallorca que ya lo había invitado varias veces a ir a uno de sus campamentos", dice su padre.