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Brasil pide la revancha

La pentacampeona del mundo, revitalizada por Tite tras el gran batacazo sufrido en 2014 en el Mundial que organizó, vuelve a ser la gran favorita al título, junto a Alemania y España

Cuatro años después del drama del estadio Mineirão (1-7 frente a Alemania), Brasil vuelve a ser el gran candidato al trono del fútbol. Aquel 8 de julio de 2014 sólo se puede comparar con el Maracanazo de 1950, un drama nacional en el país más futbolero del mundo. La selección de Felipe Scolari afrontó aquella semifinal sin Neymar, que ahora se presenta como la gran baza, la guinda de un equipo de autor, el armado por Adenor Leonardo Bacchi, Tite. Junto a la pentacampeona, los aspirantes del Mundial de Rusia son los clásicos: Alemania, España y Francia -todos con algún trofeo en la vitrina- a la espera de confirmar las expectativas de selecciones como Bélgica o Inglaterra. Otras, como Argentina y Portugal, dependen demasiado de un solo futbolista, aunque se llamen Messi y Cristiano Ronaldo.

Scolari, Felipão para los amigos, quiso ganar el Mundial de 2014 como el de 2002: con un equipo férreo al servicio de una estrella. En Corea y Japón le salió bien con Ronaldo Nazario. En Brasil, el montaje se le vino abajo cuando el colombiano Zapata atropelló a Neymar y lo mandó al hospital. Cuesta creer que la sola presencia de Neymar hubiese cambiado el rumbo del cruce con Alemania, infinitamente superior, pero la sensación de orfandad del equipo sin su 10 fue conmovedora. Resultaron inevitables las comparaciones con el otro mundial en tierras brasileñas, 64 años antes, y con aquella derrota frente a Urugay en Maracaná en 1950.

La federación brasileña no tuvo mejor idea que sustituir a Scolari por Dunga, otro entrenador en las antípodas del jogo bonito de selecciones como la que arrasó en los mundiales de 1958, 1962 y 1970. En junio de 2016, cuando la clasificación para Rusia empezaba a peligrar, llegó al rescate Tite, con una experiencia de 26 años en equipos brasileños y un par de paréntesis en Emiratos Árabes. La reacción fue inmediata y Brasil pasó a convertirse en un equipo invencible, la primera selección que logró el billete para Rusia.

Tite ha armado un grupo competitivo a partir de una mezcla que le está dando resultado: la tradicional fantasía de sus atacantes, con Neymar a la cabeza, más Coutinho, Willian, Gabriel Jesús o Firmino;_la contundencia y el trabajo en el centro del campo que aportan Casemiro, Fernandinho, Renato Augusto y Paulinho; una defensa fuerte por el centro (Thiago Silva, Marquinhos, Miranda) y versátil en las bandas (Danilo y Marcelo) pese a la lesión de Alves;_y, en contra de la triste tradición carioca, incluso un portero que ya está en la elite mundial, Alisson.

En teoría, Brasil ha caído en un grupo fácil, adecuado para hacer boca y afinar la forma de Neymar después de tres meses lesionado. Suiza, Costa Rica y Serbia no deberían de poner en peligro un cruce asequible de octavos, con México, Suecia y Corea del Sur como posibles rivales. Pero un despiste podría revivir la peor de las pesadillas de los brasileños:_un segundo puesto en su grupo, combinado con un desarrollo lógico del de Alemania, adelantaría la revancha del Mineirão.

La Alemania de Joachim Low llega con la base del equipo de hace cuatro años, algunos jóvenes interesantes y también dudas razonables. Por ejemplo, en la portería. Después de una temporada en blanco por una lesión, Low no ha dudado en esperar por Neuer, que será titular sin haber jugado desde hace meses ni un solo partido oficial. Junto con España, Alemania es la selección que presenta una baraja de centrocampistas plagada de calidad y variantes, hasta el punto de permitirse el lujo de prescindir de jugadores como Sané, que ha brillado en el Manchester City. Ya no están Lahm, Schweinsteiger o Klose, pero la maquinaria alemana sigue impresionando.

Tanto por historial como por el recuerdo de las dos últimas grandes competiciones, Mundial y Eurocopa, España no debería aparecer entre los favoritos de los expertos o las casas de apuestas, pero el caso es que el grupo de Julen Lopetegui se ha ganado a pulso cierta credibilidad en los dos últimos años. El nuevo seleccionador, con la espina dorsal del equipo de Del Bosque y un mayor refinamiento táctico, ha conseguido unos resultados incontestables. Hay coincidencia en que, del centro del campo para atrás, resulta difícil encontrar una selección mejor que la española. Lo que no ha logrado todavía Lopetegui es solucionar los problemas para que su equipo convierta en ocasiones y en goles todo el fútbol que generan los Iniesta, Isco, Silva y compañía.

A la vista de la alineación del sábado en Krasnodar, en la última prueba antes del Mundial, Lopetegui también duda sobre el tipo de delantero que más le conviene a esta España. En teoría apuesta por Diego Costa, pero los partidos de la fase de clasificación y los últimos amistosos han reforzado las posibilidades de Iago Aspas y Rodrigo Moreno. El céltico y el valencianista parecen casar mejor con el estilo de juego de la roja por su capacidad para la combinación y caer a las bandas.

En teoría, la primera plaza del grupo B se decidirá en el primer partido, Portugal-España, el próximo viernes. No parece tan importante ese puesto para el cruce de octavos de final con el A (Rusia, Uruguay, Egipto, Arabia Saudí) como el posible de cuartos. En cualquier caso, si se cumplen los pronósticos, el antepenúltimo escalón hacia el título sería peliagudo: la Francia de Griezmann o la Argentina de Messi. Olvidada la maldición de cuartos desde que España ganó la tanda de penaltis a Italia en la Eurocopa de 2008, Lopetegui y sus jugadores podrían tener ahí la prueba definitiva de la solvencia de la selección.

Con la incertidumbre de conocer el habitual equipo revelación de estos campeonatos (Islandia en la última Eurocopa), a rebufo de las selecciones con más nombre y palmarés, como Uruguay o Inglaterra, podríamos situar a otras como Bélgica, Colombia o Croacia. Las tres tienen futbolistas de un gran nivel, que por unas cosas u otras no han podido dar el paso definitivo en los grandes torneos. Rusia se presenta como la última oportunidad para estrellas como Modric o Rakitic, acostumbrados a ganar con sus clubes;_y medirá el valor de otros como Hazard o James Rodríguez, necesitados de un equipo que respalde su excelencia.

Todas estas incógnitas empezarán a despejarse el próximo jueves, con el Rusia-Arabia Saudí que inaugurará el Mundial. Sólo dos de las 32 selecciones lograrán el objetivo de llegar a la gran final del 15 de julio. Y la gloria únicamente será para la campeona.

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