El minuto y 18 segundos con el que consiguió la gloria europea compartiendo K-4 con Marcus Cooper, Saúl Craviotto y Cristian Toro no son comparables con la auténtica paliza que Rodrigo Germade se dio ayer para llegar a su Cangas natal. Tras levantarse a las cinco de la madrugada tomó un vuelo de Belgrado a Asturias con sendas escalas en Zurich y Madrid, y cogió posteriormente su coche para dirigirse a O Morrazo. Desde su vehículo valoró el excelente europeo realizado por él y por el resto de la expedición española.
- Al final han conseguido que cada vez que acuden a una cita internacional ya se cuente con la medalla...
- Estamos malacostumbrando a la gente, pero nosotros nunca pensamos en medalla, sino en intentar hacerlo lo mejor posible, y si lo hacemos ya estamos contentos. Por ejemplo, llegábamos a la Copa del Mundo con una semana de carga, sin estar a un alto nivel y al final ganamos sin esperarlo. Ahora en el Europeo estábamos mucho mejor porque era una cita importante, en la que queríamos conseguir medalla para fijar embarcación para el Mundial.
- El K-4 se está convirtiendo en una apuesta segura.
- Sí, es un barco que ya con Carlos Garrote se fue formando el año pasado poco a poco. Al principio éramos un grupo de gente muy grande, fuimos definiendo el barco y al final, con la incorporación de Saúl [Craviotto] hemos mejorado un poco más. El año pasado el nivel ya era muy alto y seguimos estando ahí. Tenemos un punto de partida muy bueno y ahora solo nos queda trabajar y seguir ganando décimas.
- La final fue durísima y la diferencia con Alemania prácticamente inapreciable.
- Sí, una uña [risas]. Ya se estaba gestando. Nosotros hemos dado un paso adelante y sabíamos que Alemania sería un rival directo. Ellos quisieron hacernos entrar al trapo, con una salida muy fuerte, pero nosotros hicimos nuestra carrera, con una subida de intensidad en los 130 metros finales y conseguimos el oro.
- Al final, la diferencia entre la gloria y quedarse fuera de ella es de 14 milésimas.
- Sí, menos de 9 centímetros. Ahora mismo el nivel del K-4 en todos los países es muy bueno, se ha convertido en la prueba reina del piragüismo y todos se centran en ella. Hay un nivel muy alto y cualquier error, cualquier problema, se penaliza muchísimo. Nosotros y Alemania estamos un pelín por encima del resto de países, pero por detrás también están muy ajustados entre ellos.
- El K-2 que forma con Markus Cooper, que logró la plata, también parece apuntar alto.
- Sí, porque el nivel es muy alto y es una gozada estar ahí. Estamos muy acoplados y vamos muy bien, tan bien que hasta parece fácil. Es un disfrute, y la única lástima es que en este campeonato teníamos muy ajustadas de tiempo las pruebas de K-4 y K-2, con solamente una hora y 20 minutos de diferencia, y nos faltó frescura para arrancar como solemos, así que simplemente salvamos los muebles. Tiene muy buena pinta, y a ver qué nos depara el futuro.
