Tiempos de mudanza en el Vigo Rugby Club; fin de una era, aunque su siembra germine. Ramón González-Babé le deja la presidencia a Xoán Martínez Reboredo. A Norm Maxwell, que no continuará como entrenador, lo sustituirá una comisión técnica. Paso atrás o adiós a dos protagonistas de la época dorada del club. Las líneas maestras no se tocan.

Ramón González-Babé quería dejar el cargo tras una decada al frente del Vigo R.C. Acusaba el desgaste personal y promovía la necesidad de nuevas ideas. Xoan Martínez Reboredo se le ofrece como la opción ideal. Él y su hermano Xosé fueron jugadores. Y han ejercido de patrocinadores; puntuales a través de la firma Vasco Gallega y principales de la entidad como Kaleido, nueva denominación de la empresa logística, desde 2016. Ramón González-Babé se mantiene en la directiva como vicepresidente. Una mezcla de "veteranos y savia nueva", en palabras de Martínez Reboredo, completará la junta. "Es una sucesión pactada, con gente con la que has compartido vestuario, con la que has jugado, empresarialmente intachable", elogia Babé. "Quién mejor que Xoán para ser presidente".

El Vigo R.C. ha diseñado un proyecto a cinco años que profundiza en la política ya consolidada. Babé explica: "Los pasos siempre han tratado de ser estudiados, que no fuese cultura de pelotazo. Hemos decidido apostar por la base. Estamos ganando todos los títulos que hay. Hay más gente implicada, más padres preocupados por que el club se organice...".

El cambio de entrenador resulta más traumático. Alrededor de 250 personas aprovecharon la fiesta de clausura de temporada, el pasado sábado en As Lagoas, para despedirse de Norm Maxwell. El neozelandés ha marcado espiritualmente al Vigo desde su llegada en 2010 (con el paréntesis de la temporada 12-13), formando tándem con David Monreal, con Alberto Mera o solo.

"Estamos en un ciclo económico", argumenta Babé sobre la decisión del club. "Sería un despropósito decir que prescindimos de los servicios de Norm Maxwell. No tiene sentido. La razón fundamental es que el club no puede asumir el coste de tener una persona como Norm. Es un lujo y hay lujos que a veces no puedes permitirte".

A Maxwell no se le busca un sustituto directo. "Es un reconversión", apuntan. Su reemplazo pasaría por una comisión mixta, con jugadores-entrenadores especializados en el trabajo con determinadas líneas (Tatafu con la delantera, por ejemplo) y un coordinador general.

Atrás queda el histórico ascenso de 2011 y las cuatro campañas en División de Honor. Maxwell se va además habiendo salvado la plaza en Honor B. Y ha instaurado un estilo en Vigo que bebe de la concepción atrevida del juego. "El hecho de haber estado en División de Honor ha facilitado un espejo para que los chavales pudiesen tener un referente y a partir de ahí el club haya crecido", agradece Babé. "Subir de categoría fue un lastre económico importante, en otras circunstancias no deberíamos habérnoslo permitido, pero a nivel histórico hemos sido el único club gallego que ha militado en esa categoría. Estar en División de Honor nos ha permitido crecer en toda la estructura de club. Hoy quizás somos lo que somos por haber estado ahí arriba".