Desirée Vila se compromete con firmeza en la aventura de participar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. La exgimnasta acrobática se ha volcado en su carrera atlética y desde este sábado se integrará plenamente en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. El plan de la joven contempla completar el ciclo olímpico en el CAR. Compartirá grupo de trabajo con Sara Andrés, que ya fue olímpica en Río.

Desirée Vila realizó el anuncio de su mudanza ayer, durante una charla que ofreció en el IES Val Miñor. Vila habló durante el acto del libro que acaba de publicar, titulado "Lo único incurable son las ganas de vivir", en el que narra la traumática experiencia a la que tuvo que enfrentarse en 2015, cuando tenía 16 años. El día 26 de febrero de aquel año se rompió tibia y peroné de la pierna derecha mientras se entrenaba con el Flic Flac. Además se le obstruyó una arteria, de lo que no se percataron en el primer centro médico en el que fue ingresada. Eso provocó que tuviesen que amputarle la pierna en el siguiente hospital al que la llevaron. El proceso judicial concluyó con la condena a 2 años de cárcel, 4 de inhabilitación profesional y una indemnizaión de más de 2,1 millones de euros del traumatólogo que la trató en primera instancia.

Desirée, que había sido mundialista en gimnasia acrobática, ha rehecho su vida y empieza también a labrarse una nueva carrera deportiva. La joven empezó a correr ya hace tiempo y desde finales del año pasado se ha tomado en serio el atletismo. Ha mostrado una gran progresión a las órdenes de Carlos Llano y ya ha ganado las medallas de oro de salto de longitud y 100 metros en su categoría en el Campeonato de España por Comunidades Autónomas.

Vila, que estuvo de Erasmus en Malta durante los últimos meses, congelerá sus estudios de Turismo hasta pasados los Juegos y empezará en Madrid los de Relaciones Internacionales.