Todos los grandes premios puntúan igual, pero no todas las victorias tienen el mismo valor. El de Mónaco es, por muchas razones, especial. En las calles de Montecarlo lograba ayer Daniel Ricciardo, el australiano de sonrisa fácil y conducción segura, su segunda victoria del año, la séptima de su historial y la primera tras dominar de principio a fin. Pero al margen de los 25 puntos de la victoria; de haber quedado por delante de Sebastian Vettel y su Ferrari y de Lewis Hamilton con su Mercedes, lo que comprime la general por el campeonato; incluso por encima de haber logrado un triunfo que revaloriza aún más su ya altísima cotización en el año en que queda libre, el de ayer tiene un plus muy especial pues lo logró gracias a un pilotaje magistral superando a la heroica el notabilísimo déficit de potencia en su motor. El Red Bull perdía en las rectas los 160 caballos de potencia extra que le otorga el motor eléctrico, pero con lo que le quedaba fue capaz de sostener durante casi dos tercios de carrera las intentonas de un Vettel que acabó en modo conservador más preocupado de contener a su vez a Hamilton que de presentar batalla por la victoria.

Fernando Alonso sufría por su parte su primer abandono del año. El bicampeón español defendía la misma séptima plaza que tenía en la parrilla cuando en la vuelta 50 el motor Renault de su McLaren sufría el mismo déficit de potencia que el de Ricciardo. Para él no hubo defensa posible, pues sólo tres vueltas más tarde tenía que aparcar su monoplaza en una escapatoria al romper la caja de cambios. Carlos Sainz (Renault) sumó un punto al terminar décimo

Ricciardo, que el sábado lograba la pole tras dar la vuelta más rápida, perfecta en los tres sectores, conseguida en la historia de Montecarlo, se subía al chasis de su Red Bull tras la carrera. Se llevó la mano derecha al corazón, cogió aire y soltó un grito mezcla de rabia y de alivio. Hace dos años, también tras salir desde la pole, tenía la victoria en el bolsillo cuando desde el puente de mando de su equipo se hicieron un lío mayúsculo con el cambio de neumáticos que le hizo perder la carrera a favor de Hamilton. Ayer por un instante la tragedia volvió a cernirse sobre su garaje cuando el australiano advertía a su gente que se había quedado sin el impulso que otorga en las rectas el motor eléctrico. Tocaba defenderse a la heroica, aprovechando la extraordinaria aerodinámica de su monoplaza para salir como un tiro de las curvas y apechugar como podía en las rectas. Así aguantó casi cincuenta de las 78 vueltas a las que estaba programada la carrera. Sin un desliz, sin un error. Confirmándose como un campeón de momento sin corona. Recuperando las alas para Red Bull.

El peor domingo

Ricciardo, Vettel, Hamilton, Raikkonen, Bottas, Ocón? los seis primeros en la parrilla de salida ocuparon las seis primeras plazas al término de la carrera. Séptimo en la clasificación del sábado había sido Fernando Alonso -su mejor posición en la parrilla esta temporada- y séptimo rodaba el ovetense al cumplirse los dos tercios de carrera cuando primero un problema eléctrico en su motor Renault, el mismo que sufrió Ricciardo en el suyo, y luego la caja de cambios le obligaban a detenerse en una escapatoria. Primer abandono del año del bicampeón asturiano, lo que deja a Hamilton y Vettel como los únicos pilotos que han puntuado en todas las carreras, seis, disputadas esta campaña. Su compañero Vandoorne finalizó decimocuarto sin haber estado nunca en la lucha por los puntos, en tanto el madrileño Carlos Sainz era décimo y conseguía el último punto en liza después de cumplir las órdenes de equipo que le ordenaron ceder el puesto a Hulkenberg. El madrileño no sólo lo hizo, sino que, además, le defendió la espalda todo lo posible ante los ataques de Verstappen.

La batalla de excompañeros en Toro Rosso se la llevó el holandés de Red Bull en la 'chicane' posterior al túnel, donde se escapó sin problemas del español y comenzó a batir vueltas rápidas.

Cuando parecía que la carrera estaba abocada a un final plácido, el piloto local, Charles Leclerc (Sauber) se quedo sin frenos en la salida del túnel y se llevó el alerón trasero del neozelandés Brendon Hartley (Toro Rosso), lo que obligó al coche de seguridad virtual a falta de seis vueltas para el final. Esto obligaba a todos los pilotos a aminorar la velocidad y mantener el orden en la pista, por lo que ninguno de los favoritos optó por intentar la parada.

Con cuatro vueltas para el final se reinició la prueba y Ricciardo aceleró en busca de la bandera a cuadros, que vio minutos después para consumar su reconciliación con Mónaco, la séptima victoria de su carrera deportiva y la "revancha" tras el dolor de 2016.

Verstappen, el holandés volador, el chico malo e incontrolable, más protagonista de incidentes que de grandes hazañas en los últimos tiempos, fue el otro gran protagonista de la jornada. El accidente infantil sufrido en el último entrenamiento libre del sábado impidió a Verstappen disputar la clasificación y le condenó a salir desde la última posición de la parrilla. Con la lección aprendida, y bajo las continuas advertencias por radio de su ingeniero, aprovechó las bondades de su monoplaza respecto a quienes le precedían para ganarse un huequito en la historia. El pasado año sólo se produjeron a lo largo de toda la carrera un total de cinco adelantamientos en pista, y ayer él solito consiguió siete. Por orden: Grosjean, Magnussen, Ericsson, Stroll, Hartley, Leclerc y Sainz. A Sirotkin, Vandoorne y Pérez les superó aprovechando los cambios de neumáticos y las visitas al garaje, y a Alonso cuando a éste le dejó tirado su MCL33. Total, once plazas ganadas y una novena posición final que puede suponer un escaso botín en puntos pero que tiene un enorme mérito dado el escenario en el que se produjo. Como enorme es el potencial de este piloto? cuando se controla.

El muro de los campeones

Nuevo salto de continente, pues el "Circo" plantará en dos semanas sus carpas en Montreal para afrontar su séptima cita del año. Un circuito semiurbano, complicado, en el que sobresale su "muro de Quebec", la complicada salida de la última chicane que da acceso a la recta de meta y que desde 1999 se conoce como el "muro de los campeones" después de que allí se estamparan sucesivamente aquel año Damon Hill, Michael Schumacher y Jacques Villeneuve.

Al Gran Premio de Canadá llega Hamilton con 14 puntos de renta sobre Vettel y 38 respecto al revalorizado Ricciardo, mientras Fernando Alonso mantiene la séptima plaza en la general aunque ahora con sólo seis puntos sobre el Renault de Hulkenberg. Para el asturiano será otro duro fin de semana de trabajo en la oficina, muy lejos de los focos y del podio, a la espera de la cada vez más cercana llegada de Le Mans.