Sendos bailes defensivos obraron en contra de los romanos ante sus fieles, y los de Jacobo Montes se llevan unas tablas y dos goles que pueden tildarse de alegres y que dan un halo de alegría y serias opciones a los vigueses de seguir un año más en la categoría de bronce del fútbol nacional.

Con la única ausencia en el once inaugural de Juan Pablo y del sancionado Campillo, saltaban al coliseo romano los gladiadores de Jacobo Montes. El cuadro romano se presentaba frente a sus incondicionales con el mismo once que les honró con la victoria la semana previa en Córdoba. Para qué cambiar como es preceptivo y bajo esa tesitura se daba el silbido inicial. El bautizo en la hoja de registros tuvo acento blanquinegro. Un servicio de Iván Pérez lo pateaba Mario para que todo quedase en agua de borrajas. El cuadro vigués ejercía de oyente, pero en la primera que tuvo escuchó el premio del gol. Una desgraciada cesión hacia su arquero de Javi Chino en la línea divisoria de ambas parcelas, redundaba en un balón muerto que se iba para los borceguíes de Antón. El vigués se iba como una exhalación hacia los confines de Felipe Ramos y descerrajaba por bajo al meta romano. 0-1 y golpe de autoridad a las primeras de cambio. El 4-2-3-1 dibujado por el míster visitante daba sus frutos ante un Mérida que tuvo que ponerse el mono de faena para restablecer daños.

Los locales lo tuvieron claro: a recuperar la bola y hacer rápidas transiciones a las bandas. El Coruxo tenía la ventaja en el luminoso pero veía cómo los romanos poco a poco iban ganando enteros en sus acciones balompédicas. Avisaban los emeritenses en un saque de falta botado por Santi Villa bien repelido por la zaga verde como antesala del gol de las tablas. Un buen centro de Iván Pérez por el costado derecho aterrizaba en las sienes de Germán, que peinaba sutilmente hacia sus espaldas para el latigazo de Chema Mato con su pierna izquierda.

Después del arranque visceral, ambas centurias se tomaron un justo y merecido relax muscular y los saludos a los arcos rivales brillaron por su ausencia. Los de Jacobo Montes llegaban al área local en saques de falta sin jugo y en el Mérida seguía sin aparecer la luz en punta que alumbrase para ponerse por delante. En resumen: fuerzas parejas y el reloj seguía su curso sin nada digno de reseña hasta que Santi Villa firmase una buena jugada individual bien resuelta por la muralla verde.

Expiraba la primera entrega y otra vez emergía Santi Villa para botar un saque desde la esquina que tapaba con aplomo el arquero Mario. A las duchas y todas las espadas en alto.

El cuadro extremeño saltó con cien cañones por banda dispuesto a comerle hasta las vísceras a los vigueses. Santi Villa sumaba otro saque desde la esquina pero Mario Ramón alejaba fantasmas. Un suspiro después era Chema Mato el que echó sus boletos pero resolvía firme la zaga verde.

Apenas sesenta segundos más tarde, Germán desnudaba con clase a los centrales pero se quedaba sin ángulo de disparo. El cuadro local realizaba su primer relevo dando entrada a Iván Aguilar, un pulmón que hizo respirar con una bombona de oxígeno a los locales durante los 40 minutos que se mantuvo hasta el pitido final.

Germán se situaba como mediapunta en el bando extremeño y el Coruxo seguía sin asomar al arco de Ramos. El Mérida seguía creyendo en sus opciones y fruto de su insistencia y corazón obtuvo fruto. Un centro sutil de Julio de Dios por la derecha lo remataba tal como le llegaba Iván Aguilar a dos metros de las narices de Alberto.

Poco le duró el sabor dulce del gol a los anfitriones, ya que los de Montes reaccionaron con celeridad. Reza el dicho que " camarón que se duerme se lo lleva la corriente" y fue lo que se puso de manifiesto. Se durmió más de la cuenta Iván en la zaga y astuto Silva lograba llevar las tablas definitivas al marcador y sellar un resultado que pone con una pinta estupenda el choque de vuelta en tierras viguesas.

Un partido que se disputará el sábado, a las 19 horas, en el campo de O Vao y que decidirá quién se queda en la categoría.