Ha vuelto a casa con seis kilos menos y alguna arruga de más. Consecuencias de la etapa más complicada a la que se han enfrentado los regatistas de la Volvo Ocean Race en general y del "Mapfre" en particular. Ñeti Cuervas-Mons, cántabro afincado en Vigo desde hace años, tiene claro que nunca se han medido a condiciones tan duras como las vividas en el recorrido de más de veinte días que les ha llevado desde Auckland hasta Itaijí en Brasil: "He vivido días muy duros en las cuatro ediciones en las que he participado, pero nunca había pasado tantas jornadas seguidas con mucho viento, mucho frío y mucho mar. Condiciones extremadamente duras. Hemos bajado más al sur que nunca y si todo eso lo juntas... jamás he navegado en condiciones como ésas y lo mismo decía Xabi Fernández que ya tiene siete pasos por Hornos a cuestas".

La etapa, de más de 7.600 millas, era posiblemente la reina de esta edición. Por la distancia, por lo inhóspito del recorrido, por su puntuación doble. No imaginaban los tripulantes del barco español que se encontrarían problemas tan importantes, especialmente la rotura en el carril de la mayor y la posterior rotura de ésta: "Nos ha pasado de todo. Fue una putada porque hasta el momento de romper el carril estábamos muy bien y si no hubiésemos roto nada creo que habríamos peleado por la victoria de etapa. Pero nos falló el carro y aguantamos el tirón. Luego nos rompió la vela mayor antes de Hornos y nos obligó a parar para reparar porque la idea inicial que manejábamos era la de seguir. Ahí podemos decir que hubo algo de suerte. Podía haber roto dos días antes y nos habríamos quedado tirados sin ayuda durante mucho tiempo o hacerlo unos días después y habría sido muy complicado volver atrás a repararlo. Hemos quedado quintos, pero podría haber sido mucho peor.".

La decisión de parar antes de Hornos permitió al "Mapfre" reengancharse a la competición sin una pérdida de tiempo demasiado grave. La mala suerte les esperaba poco después de retomar la regata: "Ahí no hubo fortuna. Apenas paramos doce horas en reparar antes de Hornos y al final de etapa llegamos cinco días después a Itaijí. Por muy poco el anticiclón no pilló a los que iban por delante y nos agarró a nosotros que nos quedamos parados del todo. Llegamos a estar a 22 millas del "Plastic" y luego nos aventajó en más de 200. Solo por unas horas. Si el anticiclón se hubiese adelantado podríamos haber peleado por la victoria de etapa".

Clavados en la quinta posición, ralentizados por el tiempo, los últimos días de navegación se hicieron especialmente complicados porque además apenas disponían de provisiones y tuvieron que empezar a racionar la comida: "No pasamos un hambre de perros, pero claro, habíamos tardado muchos más días de lo previsto y no llegaba la comida. Estuvimos cinco días racionando y en vez de comer dos platos al días, pues uno". La situación se hacía más complicado por el tiempo para pensar que tenían: "Vas quinto, ya sabes que no hay posibilidad de cambiar esa posición, tienes más tiempo libre para ser consciente de que hay hambre". Las consecuencias de esa circunstancia son los seis kilos que Ñeti ha perdido en esta etapa. Siempre se baja peso, pero en esta ocasión ha sido especial por las circunstancias a las que se enfrentan. Desde hace unos días ya se ha afanado por recuperar su "estado natural". La receta es sencilla: una buena dieta y gimnasio: "La masa muscular baja muy rápido por la cantidad de tiempo que pasamos sentados".

A efectos clasificatorio lo sucedido camino de Itaijí les ha bajado al segundo puesto de la general a un punto ahora del "Dongfeng": "Teníamos un colchoncito que nos ha permitido quedarnos a un punto de ellos. Una etapa mala, pero seguimos ahí. Consecuencia de saber aguantar, de pelear sin darnos por vencido. En vez de un desastre de etapa ha sido un desastriño. A partir de ahora va a ser como empezar de cero de nuevo porque estamos casi igualados a cuatro etapas del final".

Algunos prevén que este nuevo panorama imponga el marcaje de ambos barcos en lo que resta de Volvo. Ñeti lo pone en duda basándose en las experiencias recientes: "Igual nos favorece esta nueva situación. En las etapas Melbourne-Hong Kong y en la Hong Kong-Auckland navegamos a la defensiva porque eran etapas complicadas en las que lo mismo perdías cuatro puesto con respecto al "Dongfeng" y no hicimos buenos resultados. Creo que ahora vamos a navegar con nuestro estilo y no a defender a otro barco. Creo que eso nos beneficiará".

Pero la etapa que finalizó hace unos días ha pasado por encima de todo por la desgracia vivida en el "Scallywag" que perdió a John Smith, uno de sus tripulantes. Cuervas admite que la noticia supuso un shock absoluto a bordo del "Mapfre": "Muy mala suerte. Aún no sabemos qué pasó aunque parece ser que un golpe de la botavara lo tiró justo cuando no estaba enganchado al barco. Una desgracia. Una lástima para todos, para su familia, para el equipo, para la Volvo. Pero da una idea de la dureza de esta regata, de que navegamos por lugares muy peligrosos y que el agua está a tres grados. Hay que tenerle mucho respeto".

El proa reconoce que la noticia "cambió el ambiente a bordo. Veníamos navegando fuerte pese a ir algo tocados, pero creo que toda la flota instintivamente bajó el ritmo porque te das cuenta de que cualquier fallo puede provocar que tengas un accidente y el agua está a tres grados con lo que duras unos minutos con vida". La angustia fue especialmente dura en el "Mapfre" porque al principio desconocían el nombre del regatista accidentado y se da la circunstancia de que Rob Greenhalgh (jefe de guardia del barco español) tenía a su hermana a bordo del "Scallywag": "Fueron unas horas de incertidumbre hasta que supimos que era John Fish. A bordo del barco se hizo dura la espera". Cuervas reconoce que en esa situación, golpeado emocionalmente por la desgracia de otro compañero, sintió ese día la necesidad de llamar a casa, de escuchar la voz de los suyos y que estos le escuchasen a él: "Recuerdo que hacía frío, mucho. Posiblemente fue el día más duro en ese sentido y justo fue cuando se produjo el accidente".

A falta de cuatro etapas para que finalice la regata la resistencia de los barcos que ya llevan vuelta y media al mundo encima va ser especialmente importante: "Hay que fijarse en cada detalle para evitar roturas porque ahora sí que puede ser definitivo para lo que falta". Y en la mente de todos la etapa del Atlántico Norte: "Ahí esperan condiciones muy parecidas a las del océano sur.La diferencia es que en el Atlántico Norte estamos relativamente cerca de la costa y si te pasa algo la ayuda puede llegar relativamente pronto. En el Oceáno Sur te puedes quedar tirado del todo".