Lo recuerda como si fuera hoy. El farmacéutico madrileño José María Barbeira Barja participó en 2016 en una Vig-Bay que él mismo califica de "fantasmagórica". Recuerda el viento, la lluvia, y el par de calcetines mojados que llevaba de repuesto y con los que inició la carrera ya empapados.

Fue tal la dureza de la carrera en su parte inicial que se guardó el brazalete de la prueba que la organización regalaba en aquella edición. Fue esa pulsera por la que conoció a Mariluz Domínguez, que hoy es su pareja.

José María Barbeira es un madrileño que procede de una familia gallega de farmacéuticos. "Estuvimos en A Gudiña, Viana do Bolo, Ourense y a mí me tocó Madrid...", dice sobre sus orígenes. Su unión con Galicia es muy fuerte. De hecho "una hermana mía vive en Santiago de Compostela y en varias ocasiones he ido a correr a Galicia: A Coruña, Negreira...". Hasta que hace dos años se apuntó a la Vig-Bay.

"Era la primera vez que la corría. Aquello fue fantasmagórico por el tiempo. Amenazaba lluvia, en una de esas situaciones en las que temías que llegase con viento fuerte, lluvias racheadas y con fuerte oleaje, pero estábamos todos allí acurrucados en una marquesina de autobús, tapándonos como podíamos y, en el momento de dar la salida, sonó el himno de Galicia, de repente, se abrió el cielo y empezó a hacer calor", rememora.

El recuerdo de esa carrera le acompañó desde entonces. No se quitó el brazaelete conmemorativo de la Vig-Bay de 2016, gracias al que conoció a la que hoy es su pareja. Un día, en la farmacia, entró una mujer, Mariluz Domínguez, que había veraneado en Sabarís y al ver la pulsera entablaron conversación. "Empezamos a hablar al ver la pulsera porque además alguien de su familia había participado también en la carrera", apunta. La Vig-Bay les había unido.

Dos años después la Vig-Bay volverá a ser protagonista en sus vidas. José María ha elegido la carrera de mañana para poner punto final a su carrera deportiva. "Yo ya tengo 69 años", esgrime. "Fui a Valencia, que es donde había estudiado yo y me apetecía correr allí, en una edición que además coincidió con el campeonato del mundo, y ahora me gustaría correr la Vig-Bay", dice. "Pensé también en disputar el maratón de Madrid, pero ya no tengo fuerzas, así que esta carrera será como una celebración del motivo por el cual nos conocimos".

"Va a ser mi última carrera. Esto engancha, pero ya llega un momento que no puedes mejorar", se resigna. "Iremos a Vigo como una gran celebración". Ahí empezó una nueva etapa de su vida y ahí pondrá punto final a su etapa competitiva.

José María Barbeira empezó a participar en carreras hace cinco años. "Hace 10 años me separé y empecé a correr como una manera de entretenerme y, al final, me terminó enganchando. Cuando empiezas a asociar el tiempo con la distancia, ya uno está perdido, porque cada vez quieres hacerlo mejor", reconoce.

Aquella Vig-Bay de 2016 a la que llegó por los pelos a la salida gracias a que alguien lo recogió por el camino para acercarlo a la salida marcó su vida. La de mañana, a la que acudirá simplemente con el reto de participar y disfrutar de "una carrera relajada", marcará otro momento importante para él. Esta vez vendrá acompañado de Mariluz. Lo que la Vig-Bay ha unido...