La Vig-Bay reúne sin mezclarlos a los alcaldes de las tres localidades incluidas en su recorrido. Abel Caballero, regidor vigués del PSdeG, da la salida en Samil; el baionés Ángel Rodal, del PPdeG, preside la llegada en Elduayen. Nigrán asume la paradoja de ser el municipio que acoge el tramo más largo de la carrera y a la vez el único que no figura en su nombre, ese Vig-Bay que juega también con la "gran bahía" en fonética inglesa. "Somos el guion", suele bromear Juan González, alcalde socialista nigranense, el único de los tres que ha disputado la prueba. A ellos encomienda Pilar Ruiz la tarea de impedir por decreto que llueva. "Fastidia más el viento", acota González.

Los tres alcaldes coinciden en la presentación con el director territorial de Abanca, Jorge Martínez; el jefe del Servicio Provincial de Deportes de la Xunta, Daniel Benavides; y Andrés Fernández, el responsable en Galicia de Energías de Portugal ( edp), patrocinadora del evento. Es un acto de mensajes bienintencionados y bromas. González participará por cuarta vez consecutiva. Sus cronos se habían ido reduciendo: 1.55, 1.50 y 1.44. "Pero este año no estoy en forma", conviene, sin mencionar que en octubre pasado donó un riñón a su hijo. Esta vez González completará la Vig-Bay ejerciendo de porteador de una 'joelette' de Discamino. "Y así, como no importa el tiempo, disimulo". Sí anuncia que en la edición especial de 2019 se estrenará como maratoniano.

Caballero elude los piques y promesas. Ya anticipa: "No tengo la mas mínima intención de participar". Pero añade: "Llevo once años dando la salida. Quiero ponerlo en valor. Y me da tanto gusto que quiero seguir veinte años más". Introduce en su discurso una de esas hipérboles tan suyas. Esta media maratón es "gloriosa, diferente a las demás por cómo se hace, por dónde discurre y cómo se organiza". Cualquier otra carrera pierda en la comparación: "La maratón de Nueva York no nos llega ni para empezar".