En cuanto María Josefa Freire se acerque a la recta final del Medio Maratón Vig-Bay, en Baiona, sus cuatro nietas estarán preparadas para darle la mano y cruzar con ella la línea de meta. Un ritual que Josefa repite en todas las ediciones en las que ha participado, que son "por lo menos cuatro o cinco". Esta atleta de Baiona, con 65 años, será la participante femenina de mayor edad de una edición que este año cuenta con un total de 884 mujeres inscritas. En el lado opuestos se encuentra la viguesa Nuria Retolaza, que tiene 17 años y que se enfrenta a su debut en la carrera. Ella será la más joven del pelotón femenino este año.

Nuria Retolaza compagina sus estudios de 2º de Bachillerato en el San José de Cluny con su reciente afición al atletismo: "Empecé a correr hace un año y medio como una forma de hacer deporte, ya que creo que es muy importante. Al principio no es que me gustase mucho, pero finalmente encontré una forma de despejarme con el atletismo, que únicamente lo practico como hobby".

El caso de Josefa Freire es distinto. La baionesa siempre fue muy aficionada al deporte, pero lo practicaba en el gimnasio. Fue su amiga Carmen Vasconcellos la que la arrastró al atletismo. "Era mayor ya cuando empecé. Tendría unos 40 años más o menos", rememora. "Un día me dijo Carmen: '¿Non che interesa ir a correr?'". "Ella es cinco años mayor que yo y corrió la Vig Bay hasta los 77 años", apunta. Una prótesis de rodilla le impide seguir participando y Josefa echa en falta a su compañera inseparable de entrenamientos.

"Nos apuntamos incluso en un club, en el San Miguel de Oia. No lo cambio porque fue el que me dio la oportunidad cuando quise anotarme pese a que ya éramos mayores", apunta la deportista de Baiona. "Me gustaba el deporte mucho, pero correr no, pero al final me enganchó y aún sigo corriendo. Ya no hago tanto como antes, pero hago todas las populares de Vigo y los alrededores. No dejo una atrás", dice con decisión.

La Vig-Bay le gusta especialmente, pese a su dureza. "Llevo años haciéndola y cuando la acabo siempre digo que para el siguiente año no repito, pero vuelvo a hacerla", sostiene. "Es el gusanillo que te entra cuando se abre el plazo y vuelves a apuntarte otra vez". "Para el año, según como esté, volveré a correrla. Las carreras a mí me dan la vida", asegura.

Josefa Freire reconoce que este año va "menos preparada que ningún año", anuncia. "Me falta mi compañera Carmen. Nos empujábamos la una a la otra. Por aquí ya no hay muchas más corredoras de mi edad y me veo sola para entrenar, pero bueno, iré a hacer lo que pueda. "Mientras mi cuerpo resista, ahí estaré", insiste.

Saber que sus nietas esperan en la meta para acabar le da ánimos en cada una de sus participaciones. "Cuando estoy llegando las cojo de la mano y corren conmigo hasta el final. Todos los años lo hacemos así", dice emocionada. "Hasta se me vienen las lágrimas a los ojos de pensar en ello".

Nuria Retolaza, por su parte, afrontará mañana su debut en la carrera con 17 años. "Es mi primera carrera y es un gran reto para mi que sea un medio maratón", afirma. El año pasado, cuando empezó a correr, decidió que algún día disputaría la Vig-Bay. Nunca imaginó que ese día sería mañana. "No me planteaba que fuese este año porque tengo que estudiar bastante, pero al final me lo propuso mi tío hace unas seis semanas y también mi profesora de gallego, que la hizo el año pasado y además de convencerme me dio muchos ánimos", afirma.

La joven viguesa correrá desde Samil a Baiona sin compañía, y con "el objetivo principal de terminarla en dos o en menos de dos horas". El viento es lo que más le preocupa de una carrera a la que todavía no se ha enfrentado. "Tengo un poco de miedo por el tiempo, ya que el viento me puede dificultar mucho la carrera", confiesa, aunque ha recibido muchos consejos "por parte de gente que ya la ha hecho y también de mi padrastro".

"Realmente no tengo estrategia y ni lo he pensado. Quizás sea ir más despacio al principio porque me parece el tramo más difícil y después mantenerme constante". Josefa y Nuria son dos de las más de 800 mujeres que este año afianzan la participación femenina en la Vig-Bay.