El italiano Vincenzo Nibali (Bahrain-Merida) se impuso en la primera gran clásica de la temporada, la Milán-San Remo (294 kilómetros), con un gran ataque en la subida final al Poggio que sorprendió a los favoritos para mantener un pulso con el grupo que se resolvió por apenas unos metros de diferencia, con el australiano Caleb Ewan (Mitchelton-Scott) y el francés Arnaud Démare (Groupama-FDJ) en segunda y tercera posición, respectivamente.

El 'Tiburón' no dudó y mostró sus buenas piernas en la ascensión al Poggio di San Remo, atacando a falta de siete kilómetros. El demarraje del siciliano pilló a contrapié a unos máximos favoritos que pagaron la excesiva vigilancia entre Michal Kwiatkowski (Team Sky), Peter Sagan (Bora) y Julian Alaphilippe (Quick Step), el podio de 2017.

La experiencia del año pasado de Sagan con Kwiatkowski, que le arrebató el triunfo después del duro trabajo del eslovaco, provocó que el triple campeón del mundo cediera las riendas de la caza a sus rivales. Esto dio alas a Nibali en el tramo más duro de la ascensión, donde el polaco trató de reaccionar pero no pudo descolgar a sus rivales.

En la bajada, la habilidad del italiano fue fundamental para mantener la escasa renta, siempre por debajo de los 15 segundos. Los intentos de su compatriota Matteo Trentin (Mitchelton-Scott) reavivaron el ritmo del pelotón y obligaron a sufrir cada centímetro a un 'Tiburón' que se tuvo que enfrentar en el tramo final llano a los equipos de los sprinter puros, en busca de sus bazas.