Mayador y Celta fueron estación intermedia o final de trayectorias deportivas más que meritorias y muy variadas. Porque en aquellas plantillas se congregaron jugadoras de gran nivel futbolístico, pero también las hubo que después se lucieron en balonmano o full contact.

"Esta es Messi", dicen las compañeras de Aurora Feros, que sonríe con tibieza y humildad. Aurora, entre ida y vuelta al Mayador, antes de la fusión con el Celta, había militado en el Karbo coruñés, gran potencia de la época. "Se habían llevado a varias: Nati, Geli, Loli...", enumera Chelo Cea. Ahí figuran, en la alineación herculina que el 28 de junio de 1981 se imponía por 2-1 al Risco canario para conquistar el primer Campeonato Nacional de Fútbol Femenino, cuya final se disputó en Tarragona. En 1985 Aurora también formó parte de la selección gallega que se proclamó campeona de España; un grupo al que se rindió homenaje en 2007 en Vigo, en los prolegómenos del Galicia-Cataluña femenino (la "Irmandiña" masculina se midió a Camerún).

Natividad Costas también probó la aventura coruñesa, aunque en su caso de un Mayador herculino. Se retiene jovencita si cierra los ojos, subiendo al norte cada fin de semana a jugar desde los trece años. Un sacrificio que cuajó con la segunda posición en un Campeonato de Europa disputado en la localidad francesa de Orleans. Aquellos viajes constantes se le hicieron cuesta arriba cuando llegó el momento de compaginarlos con un oficio. Fue cuando se enroló en el equipo que empezaba a construirse en el Rocío.

Algunas componentes del Celta siguieron jugando a fútbol o fútbol sala: Chita Álvarez, en el Matamá o el Curruncho; Aurora, en equipos como el Lavadores, con el que recuerda haberle ganado a una principante Vero Boquete. Las dos colgaron las botas ya pasados los cincuenta. "Yo creo que si el fútbol que conocimos hubiera sido como el actual, habríamos podido vivir de esto", conviene Aurora.

Ya en Chita, que practicó atletismo, se anuncia una polivalencia que fue pródiga en otras. Dalia Lago siempre se tomó el fútbol como una actividad secundario. Y más cuando los médicos le recomendaron abandonar este deporte por una lesión de ligamentos, a riesgo de tener que operarse. Dalia reservaba sus mejores esfuerzos para el balonmano. Jugó en el Cividanes y con el Skol alcanzó la División de Honor.

Currículo interminable

En estas escuadras coincidió con Tita, de currículo interminable. Es entrenadora de fútbol, la mejor de Vigo la pasada temporada según los premios VIDE; hoy en A Guía y antes en Coia y Arenas de Alcabre. Pero también dirigió en balonmano, en Citroën, Guardés, Lavadores y Caselas. Pupilas suyas fueron la internacional Begoña Fernández y la actual capitana del Mecalia, Estela Doiro, y como seleccionadora española promesa tuteló a Mangué, Eli Pinedo y la generación que devendría en Guerreras.

Pero es quizás el resumen vital de Ángeles Rodríguez el más poliédrico. Gelis era la benjamina del Celta. El fútbol fue un amor breve en su caso, de tardía aparición, con 15 años, y pronta resolución. Apenas superaba la frontera de los veinte cuando el equipo desapareció. La joven volcó todas sus energías en otras disciplinas. Practicó karate -alcanzó el cinturón marrón- y se encandiló del full contact. Contra una vasca disputó el 18 de junio de 1988 el primer combate femenino de la historia en territorio español. Discípula de José Pereira y compañera de adiestramientos de Simón González, rey mundial en trece ocasiones, la salcediense llegaría a subcampeona nacional. Pero ni siquiera en el cuadrilátero agotaría sus energías. Formó parte de la selección gallega de kayak polo y trabajó durante 16 años como monitora de aerobic. "Todo lo relacionado con el deporte siempre me ha gustado", añade por si faltasen pruebas.

La experiencia céltica no solo fue importante como episodio deportivo y forja de amistades. Supuso realmente una encrucijada biográfica vital en casos como el de María Jesús Pereira. El Bayern Múnich de balonmano se encontraba de visita en Vigo. En sus filas, una deportista viguesa incontenible: Luisa María García Pena, atleta, balonmanista, baloncestista e incluso practicante puntual de hockey hierba. Se organizó una selección de la zona para disputar contra el Bayern un amistoso de fútbol en O Vao. Debió rendir plenamente María Jesús Pereira aquel día, porque se fue a Alemania con sus rivales, aunque allí se pondría a trabajar en una fábrica, retirándose.