El Coruxo se llevó ayer la victoria ante el Deportivo Fabril desde el compromiso. Fue un equipo, el vigués, muy diferente al de las veinticuatro jornadas disputadas hasta el momento. Tensión, anticipación y, sobre todo, compromiso, fueron las armas que los jugadores entrenados por Rafa Sáez pusieron sobre el césped de O Vao para lograr una victoria muy importante.

La de ayer no era precisamente la mejor ocasión para revertir una situación extremadamente complicada. El filial deportivista había sido el mejor equipo que se había medido hasta la fecha a los vigueses, y llegaba a O Vao con la obligación de sumar los tres puntos para no ver peligrar su segunda plaza. Los deportivistas poseen uno de los mejores centro del campo y delantera de la categoría, y por ello el trabajo comenzó por ahí.

Los herculinos no tardaron en mostrar sus intenciones. Nada más ponerse el balón en juego ya tuvieron sus primeras dos aproximaciones al área defendida por Alberto. Eran momentos en los que todos querían presentar sus credenciales, pero los primeros problemas no tardaron en llegar en forma de lesión. No se llevaban cuatro minutos de juego, cuando Álex Arias sufre una fuerte entrada por parte de Edu Expósito. El asturiano trató de continuar en el partido, pero su deteriorado tobillo no se lo permitió y tuvo que cederle su puesto a Fer Beltrán. Tras unos primeros minutos de presión del Deportivo Fabril, el Coruxo comenzó a crecer. Nadie daba un balón por perdido, todos los jugadores corrían detrás del balón, y esta circunstancia provocara que los coruñeses no estuvieran cómodos con el balón y les costara sacarlo jugado.

Las primeras llegadas del Coruxo no tardaron en llegar, y a los veintidós minutos, One agarra descaradamente a Pazó dentro del área, sin que el colegiado del encuentro se percatara.

El Coruxo estaba haciendo un buen encuentro a pesar de no llegar el gol. Silva lograba fijar a los centrales del Deportivo Fabril e Higón era una pesadilla por banda; mientras que en defensa tanto Pazó como Mario se anticipaban siempre y cortaban el juego ofensivo de los jugadores del Deportivo Fabril.

Higón y Andrés dispusieron de dos de las mejores ocasiones de los vigueses en los primeros cuarenta y cinco minutos de juego, pero no llegaron a tiempo a unos balones que se pasearon por delante de la portería defendida por Álex Cobo.

El buen juego de los vigueses no tardó en tener recompensa. Un saque de esquina es rematado de cabeza por Pazó, y casi en línea de gol Borja Yebra lo empuja al fondo de las mallas. Sin lugar a dudas era un justo premio al trabajo realizado en los primeros cuarenta y cinco minutos de juego.

Pero quedaba lo más complicado, pues a lo largo de la temporada al Coruxo le había costado encadenar dos buenos tiempos y cerrar la victoria. Como no podía ser de otra forma, el Deportivo Fabril no lo puso fácil. Munua ordenó a su equipo dar un paso al frente, y la realidad es que en los primeros minutos de la segunda parte la sensación de peligro era evidente. Pero esta vez todo funcionó a la perfección. No hubo despistes, los defensas se anticipaban en los cruces y lograban que Alberto no tuviera un excesivo trabajo.

El Deportivo B dejó tres centrales, reforzó el ataque y lanzó todo lo que tenía sobre la portería viguesa. Sin lugar a dudas era el mejor partido que el Coruxo jugaba en defensa y, a pesar del peligro que tenían los jugadores coruñeses, las sensaciones invitaban al optimismo. Al final, una victoria posiblemente más importante por la forma que por el fondo.