El Comité Olímpico Español ha concedido su insignia olímpica a Simón González, que fue treve veces campeón del mundo de kickboxing como mayor relumbrón de su interminable palmarés. Así se lo ha comunicado el presidente del COE, Alejandro Blanco. La ceremonia de entrega queda pendiente de fecha.

No es tan habitual que el COE imponga su insignia a un deportista que destacó en una modalidad ajena al programa olímpico. En su reglamento indica que las distinciones "son el más alto honor que (el COE) puede conceder y tienen como objeto recompensar a las personas y entidades que hayan sobresalido por sus acciones en pro del olimpismo, por sus destacados resultados deportivos o por sus especiales servicios al Movimiento Olímpico y al deporte". González se incluye en los motivos más genéricos de sus conquistas y en los intangibles de los valores que siempre exhibió encima del cuadrilátero.

La trayectoria de Simón González

Simón González comenzó tanto en boxeo como en otras especialidades (kickboxing, full contact, savate) en el gimnasio ourensano de Carlos Conde. Inauguró su currículo en 1983 con los títulos gallego y español del superligero. Los años elevaron su peso, pero nunca mermaron su energía. Pronto extendió su dominio a nivel europeo. Ya afincado en Vigo, en 1996, en As Travesas, lograba su cinturón mundial a costa del francés Michel Jacquet. Una década después, en 2005 y en Ourense para completar el ciclo, clausuraba su carrera con su decimotercer entorchado planteario. Un epílogo épico, derrotando al lituano Nikolaev Sergej pese a haberse presentado al combate con gripe y un dedo roto.

Simón se retiró del ring, pero ya convertido en el maestro por excelencia del kickboxing gallego. Su gimnasio vigués ha sido la gran factoría de este deporte. Lo sigue siendo pese al accidente doméstico -una caída cuando reparaba el tejado de su casa- que sufrió en 2014 y que le ha provocado paraplejia. Desde entonces se han sucedido los homenajes, que agradece aunque con un matiz amargo: "Siempre te enorgullece que te reconozcan. Es en unas circunstancias que tuve. Me retiré en 2005. La vida me ha puesto en una silla de ruedas y se ha vuelto a retomar el tema. Es mejor reconocer a la gente cuando está bien; cuando tienes una desgracia te da un poco de tal... Pero la vida es así y hay que seguir funcionando y tirando para adelante".

Del COE no esperaba novedades. Ni cuando una amiga comenzó a realizar gestiones.

- Deja, hombre, deja, ya está-, le contestó.

Tampoco sospechó cuando el presidente de la Federación Española de Kickboxing y Muaythai, Jesús Eguía, le pidió el DNI y ciertos datos hace seis meses.

- ¿Para qué lo quieres?-, preguntó pero sin insistir en exceso.

Fue la semana pasada cuando le llegó la carta firmada por el presidente del COE, Alejandro Blanco, paisano ourensano. En su reunión de diciembre, el Comité Ejecutivo, a propuesta de la Comisión de Distinciones, había decidido concederle la insignia olímpica. "Ha sido una sorpresa. No contaba con ello. Nunca es tarde si la dicha es buena", se alegra.