Los Philadelphia Eagles se convirtieron en los nuevos campeones de la NFL tras batir en la Super Bowl, disputada en el US Bank Stadium de Minneapolis, a los New Inglans Patriots por 41-33 en una final decidida en los compases finales con un acción defensiva sobre Tom Brady pero que habían construido antes con una gran actuación de su novato Nick Foles, que dirigió de forma primorosa el ataque de los Eagles durante casi todo el partido.

Los Eagles entraron en la historia al conquistar su primer trofeo Vince Lombardi tras una Super Bowl emocionante y espectacular de principio a fin y en la que mostraron nervios de acero para controlar el momento clave del último cuarto, cuando su rival había vuelto a venir desde atrás para ponerse por delante.

Bill Belichik y Tom Brady no pudieron saborear su sexto éxito juntos ni situar a los Patriots a la altura de los Pittsburgh Steelers, que se mantienen como los que más títulos tienen con seis. Tras la épica e histórica remontada del año pasado ante Atlanta Falcons, los vigente campeones no pudieron defender su título como hicieron precisamente en 2005 ante los Eagles, que se tomaron la revancha.

Y aunque Tom Brady, estelar quarterback y elegido MVP de la temporada poco antes del partido, rayó a gran nivel, finalmente fue el protagonista negativo cuando sufrió un fumble clave que impidió que pudieran tener una oportunidad final de llevarse la victoria. Enfrente, el novato Nick Foles, sustituto del titular Carson Wentz, tuvo temple y no acusó la presión, sobre todo en tramos del último periodo, para llevar a los de Doug Pederson a la victoria y coronarse con el MVP de la final. Su frialdad y precisión en momentos muy concretos de la final fue una de las grandes noticias del duelo.

Fue una final de mucho nivel, donde los campeones de la Conferencia Nacional fueron casi siempre por delante en el marcador y donde los ataques se impusieron a las defensas hasta el punto de batir el récord de yardas recorridas durante una Super Bowl. De hecho, hasta esa decisiva jugada final, ni Brady ni Foles habían sufrido en demasía la dureza de las respectivas defensivas y habían podido manejar con cierta comodidad sus ofensivas. Pero los Eagles siempre fueron por delante hasta que mediado del segundo tiempo los Patriots se situaron por primera vez por delante. Parecía el momento, pero otra vez los Eagles tomaron el control del marcador y ya no lo perderían. Situaron el partido con 38-33 con tres minutos para jugar, tiempo suficiente para Brady, pero en ese momento la defensa de Philadelphia robó el balón decisivo para ponerse a buen recaudo el título.