El Monbus Obradoiro se reencontró con la victoria siete jornadas después y lo hizo en una plaza complicada como Miribilla. Por segundo año consecutivo, el combinado de Moncho Fernández asaltó el santuario bilbaíno, creciendo después de un arranque complicado, y con una defensa soberbia. El Monbus Obradoiro recuperó su mejor versión en la retaguardia y con ella volvieron las sonrisas a la parroquia obradoirista. La octava victoria de la temporada ya está en el bolsillo.

Para ello fue muy importante la fe del equipo y la buena labor del bloque. Seis jugadores superaron los diez de valoración. Hubo referentes en todas las posiciones. Desde el puesto de base, movió al Monbus Obradoiro Pepe Pozas, con siete asistencias (10 de valoración); por fuera pusieron puntos Matt Thomas (17 puntos y 13 de valoración) y Eimantas Bendzius (12 puntos, 14 de valoración) y por dentro impusieron su ley Nacho Llovet y Nemanja Radovic.

Pero los focos rescatarán la segunda mitad antológica de Artem Pustovyi, MVP de la contienda. Desapercibido en ataque en la primera parte, aunque inffranqueable atrás, el segundo acto del ucraniano quedará para el recuerdo. Huérfano de puntos antes del descanso, Artem acabó con 19 puntos, nueve rebotes, cuatro tapones efectivos y 30 de valoración.

Al Bilbao Basket le lanzó, sobre todo en el comienzo, Dejan Todorovic, máximo anotador con 21 puntos, el veterano Mumbrú y Jonathan Tabu, autor de 14 puntos y de cuatro triples.

Bilbao Basket empezó mucho mejor, bien parapetado en defensa y rápido en las transiciones, castigando las descuidadas esquinas de la zona gallega. Dejan Todorovic bombardeó el aro desde lejos, acertando hasta en tres ocasiones, con un total de 12 puntos en el primer cuarto.

Al Monbus Obradoiro le condenó el errático arranque en el movimiento de balón. En apenas diez minutos los gallegos perdieron la posesión en siete ocasiones. Demasiadas concesiones ante un Bilbao cada vez más fuerte, especialmente ante su afición, en un feudo complicado como es Miribilla. Probó todo tipo de soluciones Moncho Fernández, pero solo Artem Pustovyi, con dos tapones, y Alberto Corbacho, con un acierto en el triple en su primer intento, aliviaron a la escuadra gallega (21-10).

Mejoró notablemente las prestaciones el Monbus Obradoiro en el segundo cuarto. Tanto con Pozas como con Sàbat los obradoiristas cuidaron mejor el balón, reduciendo las pérdidas a dos. Así, el Monbus Obradoiro pudo disponer de más tiros, lanzado por la inspiración de Matt Thomas, soberbio en su segunda aparición sobre la cancha. Desde fuera y también por dentro, el escolta norteamericano fue una amenaza para los hombres de negro. Su repertorio ofensivo en los minutos finales de la primera mitad fueron un aviso de lo que estaba por llegar en la segunda mitad.

No solo brillaba Thomas en el Monbus Obradoiro. También tuvo buenos minutos Nick Spires, intimidador en defensa y potente en ataque. El espigado pívot sueco se colgó del aro pero también dejó muestras de su calidad con la mano zurda. Pese a la mejoría, los gallegos eran incapaces de dar caza al escapado Bilbao Basket. Buena parte de la culpa la tenía un veterano de guerra como Álex Mumbrú, siempre inspirado cuando se cruza en el camino del Monbus Obradoiro. A los triples de Thomas replicaba de inmediato Mumbrú, secundado por Tabú, bien en la dirección y una amenaza constante con los triples frontales (41-34).

En este caso el paso por vestuarios les sentó muy bien al cuadro de Moncho Fernández, que volvió a la cancha con un lavado de imagen y con ánimos renovados. El Monbus Obradoiro volvió a exhibir su garra y su fe, y el trabajo incansable de los santiagueses tuvo el premio de la victoria. Fueron claces los primeros instantes de la reanudación, con un rápido parcial de 2-9 que neutralizó la ventaja de los bilbaínos. Las dudas habían cambiado de bando. La confianza, también.

Desde entonces gobernó el partido el Monbus Obradoiro sin apenas concesiones, con la magistral dirección de Pepe Pozas y la imponente figura de Artem Pustovyi. El ucraniano, incapaz de anotar ni de sacar ventajas sobre Devin Thomas en la primera parte, anotó diez puntos en apenas ocho minutos. Conectó con el base malagueño y fue imparable para los hombres de negro. Pero no solo en ataque sobresalió el techo obradoirista. Con otros dos tapones minó la moral de los atacantes vascos, decantando la balanza del partido en favor del Monbus Obradoiro. La irrupción de Pustovyi fue vital para la remontada de los gallegos (49-56).

No sacó el pie del acelerador la escuadra visitante en el asalto definitivo. Espués de remar a contracorriente durante buena parte del encuentro, los jugadores de Moncho Fernández eran conscientes de la oportunidad de romper la racha negativa que se les había presentado en Miribilla. Y buena parte de sus opciones psaban por anestesiar a la afición, cortando de raíz cualquier conato de remontada bilbaína.

Corbacho, Pozas y Pustovyi entendieron la consigna y lanzaron al Monbus Obradoiro hasta los catorce puntos, apenas un minuto después de haber comenzado el cuarto definitivo. La losa fue demasiado pesada para un Bilbao Basket que pese a intentarlo fue incapaz de hacer dudar al cuadro gallego en el tramo final del encuentro. Intentó tirar del equipo y de la afición Mumbrú, el Bilbao adelantó líneas, pero el esfuerzo fue infructuoso.

A siete se pusieron los vascos con dos minutos por jugarse, después de que los dos Thomas, Devin y Matt, se retasen en una bella batalla de tapones, y de los aguijonazos de Jonathan Tabú, punteado por Pustovyi y Pozas. Al base belga le entraba todo, y por ahí pasaron los últimos coletazos de los bilbaínos. Llamó a capítulo a sus hombres Moncho Fernández para transmitir calma. Bastaba con alargar las posesiones, jugar fácil y evitar los triples del Retabet. Cumplieron a rajatabla sus hombres las instrucciones del técnico de Pontepedriña, con Matt Thomas sentenciando, primero desde el triple y después con una bandeja sobre la bocina. El Monbus Obradoiro no quiso regalar nada.

Siete jornadas después el conjunto santiagués volvió a cantar victoria. Lo hizo en una plaza complicada y en el peor escenario posible: después de estar catorce puntos por debajo y de haber perdido siete balones en el primer cuarto. Nada hizo al Monbus Obradoiro perder la fe y la confianza en su trabajo y en su filosofía. Y así, después de cuarenta minutos de batalla, los santiagueses sumaron la octava victoria de la temporada en la última jornada de la primera vuelta.

En seis días, comienza la segunda mitad de competición, con un invitado de excepción en el Fontes do Sar: el vigente campeón de la Liga Endesa, el Valencia Basket de Txus Vidorreta.