El Kaleido Universidade de Vigo está en crisis. Concluyó la sexta jornada en la quinta posición, con tres victorias y tres derrotas. Desde entonces suma cuatro decepciones consecutivas. La dificultad del calendario propició la racha negativa. Pero los últimos tropiezos han sido ante El Salvador (13-22), que llegaba a Vigo colista, y Durango (46-19), que solo superaba al Kaleido en un punto. "Para ser honesto, he pasado noches en vela pensando en qué necesitamos y cómo proceder", confiesa el entrenador del XV del Olivo, Norm Maxwell. Un síntoma de lo preocupante de la situación ("está en juego el futuro del club"), pero también de la fuerte implicación de un tipo que se alineó 33 veces con los All Blacks y que ha ligado su corazón a un equipo modesto de la segunda categoría de un país periférico en el mundo rugbier. Confiesa: "Una parte de mí da la bienvenida a estos momentos. Será un verdadera examen para nuestro espíritu como equipo y la ocasión de fortalecer nuestra identidad".

En realidad, Maxwell conoce bien la debilidad estructural que se ocultaba bajo el excelente arranque de campaña. El Kaleido había perdido en verano a cuatro especialistas de primera línea: Sito, Muñiz, Alex y Fari. Maxwell tuvo que adelantar a Tatafu y echar mano de algún joven inexperto. Cuando Tatafu y Tito empezaron a encadenar lesiones, el frágil andamiaje se derrumbó.

El rugby, una confusión de cuerpos a ojos legos, es en realidad una coreografía perfectamente ensayada, en la que cada jugador desempeña un papel muy concreto. "Estas carencias nos han presionado mucho en un aspecto vital. Hemos tenido que luchar mucho para ganar el balón en el scrum y el line-out, y eso ha afectado al resto del juego, ya que todo se inicia en el primer punto de contacto", detalla. "El núcleo es básico: ganas en la fase de conquista y avanzas para ganar la línea de ventaja". La fisura interrumpía "el flujo" armónico del juego, como una interferencia que se transmite y engorda hasta convertirse en ruido.

"Sí estoy preocupado y presionado. Es una parte natural de ser entrenador, especialmente si los resultados no van en la dirección correcta", admite el neozelandés. "La verdadera pregunta es cómo se responde a esa preocupación y presión". Maxwell, que siempre prioriza el componente espiritual del juego, anuncia: "Es un tiempo para buscar el alma del equipo. El primer paso importante es asumir qué puedes controlar y qué no, centrarte en lo uno y olvidarte de lo otro". Su arenga al vestuario es clara: "También es importante asumir una mayor responsabilidad individual sobre lo que puedes cambiar antes de mirar a los demás. Si siempre culpas a algo o alguien de los resultados, será más difícil solucionarlo. Existe un elemento de paz en sentir que has dado todo lo que tienes".

A nivel táctico, el parte médico le ofrece buenas noticias: este domingo, ante el colista Oviedo, en un partido dramático, recupera a Tatafu y Tito. Sito se reincorporó hace algunos días al equipo: "Si podemos ganar nuestro scrum y lineout y ganar la línea de ventaja, desarrollar los conceptos básicos de la manera apropiada y concentrarnos en nuestros roles personales, estoy seguro de que podemos cambiar los resultados. Ahora tenemos los jugadores y depende de nosotros encontrar nuestro camino".