Irán, un clásico asiático de los mundiales, afronta su quinto mundial desde que debutara en Argentina 1978 con un equipo equilibrado, sin apenas experiencia en el fútbol europeo y en el que el principal valor es el entrenador portugués Carlos Queiroz.

Mehdi Taremi, capitán del Club Persepolis y máximo goleador de la floja liga profesional persa, y Sardar Azmoun, un atacante de 22 años que juega en Rubin Kazán, son los jugadores más destacados de una selección que destaca por su orden y la acumulación de hombres en torno a su portero.