Quién diría que un empate a 25 goles en la pista del Helvetia Anaitasuna le iba a dejar al Frigoríficos del Morrazo un sabor agridulce. Los cangueses jugaron ayer en Pamplona su mejor balonmano de la temporada. En el tramo final el cansancio y la presión a la desesperada de los navarros hicieron mella y el partido concluyó con un 25-25. Un resultado que todo el mundo hubiese firmado antes del inicio.

El Helvetia dominó el marcador en los primeros minutos, pero no el juego (3-0). Los cangueses movían bien el balón y tenían buenas oportunidades, aunque siempre encontraban a Nordlander. El primer gol tardó ocho minutos en llegar. Y a partir de ahí el vendaval. Desde el minuto 10 y hasta el descanso (8-14) el Frigoríficos completó su mejor juego en lo que va de temporada: excelente en su defensa 6.0, acertado en ataque y secundado en la portería por un enorme Edu Salazar, que ayer rozo el 45% de efectividad.

El Cangas era consciente de que el Anaitasuna iba a salir enrabietado tras el paso por los vestuarios. Desde el 10-17 el gran esfuerzo realizado y la presión de los jugadores de Juan Tomás Apezetxea comenzaron a pasar factura (21-21). Los últimos minutos fueron de infarto y las decisiones caseras de los árbitros no ayudaron en nada al Frigoríficos, que jugó los minutos decisivos en inferioridad numérica por una discutible exclusión de Vujovic. El último minuto, con 25-25, estuvo lleno de tensión. Los árbitros sancionaron a Potic por supuestamente simular una falta, y el Anaitasuna dispuso de la última posesión, aunque el Cangas no dejó que llegase a tirar.