Laura Alonso vive su decimocuarta temporada en el Celta Bosco. Empezó en 2003, siendo una alevín en las escuelas. Ya desde niña mostró una capacidad competitiva muy grande. Nunca ha sido talentosa. Mostraba tendencia al juego interior y tenía al principio dificultad para mejorar desde el trabajo diario. Pero cuando llegaba el sábado, los partidos, las ligas gallegas, los campeonatos de España, se transformaba. Su gran virtud es el corazón, el empuje, la fuerza. Intuíamos que su físico no le iba a llegar para lo que era entonces el Celta en Liga 1. Para Liga 2 teníamos dudas. Empezamos a alejarla un poquito del aro. Le costaba mucho esa evolución individual de pasar del "cuatro" al "tres". Con el paso del tiempo y la madurez, desde los 17 años, empezó a entender que desde el entrenamiento sí se podían mejorar cosas.

Siempre fue una jugadora de mano derecha, de un radio de acción de dos o tres metros debajo del aro y con mucho instinto en el rebote. Había que ampliar su juego,: tirar de tres, usar su mano izquierda, anticiparse defensivamente para compensar su carencia de centímetros ante gente más grande. Le vino muy bien la entrada del club en Liga Femenina 2. Ella se había ido un año antes a jugar precisamente a esa categoría en el Carmelitas de Ourense. Con el descenso nuestro regresó. Ha sido su único año fuera del Celta.

Desde el primer momento en esta etapa ha simbolizado los valores que intentamos potenciar a nivel de la cantera, de lo que es la Academia: ser una jugadora sencilla, discreta, muy buena compañera, esforzada y que transmite mucho respeto. Evidentemente ha sufrido en la competición, sobre todo cuando hay rivales físicamente muy poderosas. No deja de ser alguien de 1.78 que se ha movido en espacios interiores. La edad le ha ayudado a comprender el rol diferente que debe adquirir. Desde hace dos años se ha preocupado de los estudios y el trabajo. Ya el año pasado lo hacía compatible con el baloncesto. Sus turnos no le permiten estar al cien por cien con el equipo. Eso en un momento dado te hace aceptar que tu rol o rendimiento no puede ser el que era antes.

Su conexión con el club ha sido permanente. Es entrenadora en la cantera. Le gusta enseñar. Tiene un don. Es la que dirige junto con Anne Senosiain el grupo de "pequespacio", con niñas de tres y cuatro años. Ella disfruta. Ha asimilado la esencia de lo que es el Celta. Su labor a ese nivel es importantísima.

Desde que Raquel Carrera llegó a Vigo hace dos años ha sido su mamá "postiza". Raquel vive en el piso de Laura. Ha asumido una responsabilidad que le trasladamos porque era una persona que, pese a tener 24 años, podía afrontar esa tarea por sus valores, responsabilidad y seriedad. El crecimiento de Raquel a nivel humano y el paso por la adolescencia que está teniendo, alejada de su familia en Ourense, se debe a disfrutar de una referencia diaria no solo en la pista sino en la casa, en el orden, en los horarios, en el cumplimiento de las tareas... Laura está siendo decisiva en el asentamiento de Raquel en el club y en Vigo. Los padres de Raquel están muy agradecidos a la labor que Laura hace con su hija, que hoy cumple 16 años. Una figura como la de Laura es fundamental para el enfoque que tiene el club con sus jóvenes becadas.

* Director deportivo del Celta.