Un testarazo del colombiano Carlos Bacca, el 1-1 a diez minutos del final para el Villarreal, frustró de nuevo al Atlético de Madrid, frenado otra vez por su enésimo ejercicio de falta de gol y merecedor de mucho más por ocasiones y ambición, pero replegado y empatado cuando se sintió más cerca del triunfo (1-1).

Porque la diferencia entre los tres puntos por los que jugó el conjunto rojiblanco y el punto que sumó finalmente a su cuenta en la clasificación fue de eficacia en ataque, la que aún rebusca sin éxito el Atlético en sus últimos encuentros y la que sí tuvo su rival en el único tramo en el que se lanzó hacia la portería local.