Quique Cubas logró ayer desatascar a un Coruxo que necesitaba los tres puntos para acabar con una racha de tres jornadas consecutivas sin conocer la victoria.

Fue un partido con dos partes muy diferentes. En los primeros veinticinco minutos el Guijuelo llevó el peso del encuentro. No fue un dominio agobiante que pusiera en serios aprietos a Alberto Domínguez, pero sí lo suficientemente incómodo para que los vigueses pensaran más en defenderse que en buscar la portería contraria.

La lesión de Adrián Pazó y la sanción de Pablo Crespo obligaron a Rafa Sáez a recomponer la defensa, y lo cierto es que el técnico volvió a sorprender a todos con su "once". Se esperaba que Mario y Campillo fueran la pareja de centrales, pero finalmente optó por el tándem Mario y Antón de Vicente, con Pablo Crespo y el propio Campillo en los laterales. En el centro del campo Juampa se fue a la banda, con Higón por la otra y Álex Arias por el centro. En ataque le llegó el turno a Quique Cubas, que se convirtió en el héroe del partido al lograr el tanto de la victoria ante el Guijuelo.

En los primeros minutos, los vigueses no estaban cómodos sobre el terreno de juego. El Guijuelo apretaba la salida de balón y lograba recuperarlo con relativa facilidad, provocando cierta intranquilidad en las filas viguesas, que, inconscientemente, fueron retrasando líneas para evitar un susto.

Fuster y Diego Suárez fueron los primeros en tratar de perforar la meta viguesa, pero Antón y Alberto Domínguez lo evitaron. La situación no era buena para el equipo local, que tenía más problemas de los previstos.

Mediado el primer tiempo, el colegiado del encuentro paró el partido para que los jugadores se refrescaran, pues estaban sufriendo con el intenso calor y lo irrespirable del ambiente a causa de los numerosos incendios que ayer asolaron las Rías Baixas.

Un parón milagroso para el Coruxo. Fue ponerse en balón de nuevo en juego y le llega a los pies de Quique Cubas que, con sangre fría, lo eleva por encima de Kike logrando el tanto que, al final, sería el de la victoria.

Un gol que supuso un cambio de inercia en el partido. El Guijuelo desapareció del campo ante un Coruxo que, todo lo contrario, reaccionó y que se dio cuenta de que podía llevarse una victoria que podía ser muy importante.

El equipo vigués jugó sus mejores minutos. Esta vez eran ellos los que presionaban en el centro del campo, recuperando con suma facilidad el balón y saliendo con velocidad a la contra. Juampa e Higón dispusieron de varias ocasiones para ampliar la ventaja y sentenciar el encuentro de forma definitiva.

El Guijuelo era una sombra de lo que había sido en los primeros minutos de juego, y el único equipo que estaba sobre el campo era el Coruxo.

El paso por el vestuario no cambió la decoración del encuentro. El equipo vigués continuaba presionando y, de nuevo, Juampa e Higón disponían de buenas ocasiones para ampliar la ventaja, pero el gol no llegaba. Por fortuna, el Guijuelo se había hundido. El gol les había hecho mucho daño y, además, físicamente sus jugadores no eran capaces de aguantar las exigencias del encuentro entre el calor y la mala calidad del aire que se respiraba.

Fabregat, entrenador salmantino, buscó con los cambios darle una vuelta al partido, pero lejos de conseguirlo el equipo terminó por hundirse todavía más y no creó peligro en los minutos finales del encuentro.