El Rápido de Bouzas vive un sueño que no termina de acabar. Tras lograr hace un par de meses el ascenso a la Segunda B, los vigueses protagonizan un estreno grandioso en la categoría. Hace una semana sumaron su primer triunfo en casa annte el Guijuelo y ayer firmaron una victoria para el recuerdo en Pasarón ante un Pontevedra al que desarbolaron con su buen juego. Seis puntos en dos jornadas, lo impensable.

Es complicado imaginarse una mejor puesta en escena. En un estadio además cargado de simbolismo. Sin necesidad de hacer un fútbol especialmente elaborado, los de Bouzas consiguieron generar una sensación de peligro constante cada vez que pasaban de la línea de medio campo gracias a la ansiosa defensa del Pontevedra que lejos de mejorar, se fue acrecentando a medida que pasaban los minutos.

A los diez minutos el Rápido se adelantó en el marcador después una jugada que fue el retrato de lo que se vio en la primera parte. Hasta tres despejes nulos de la defensa granate que fueron a parar a un jugador vigués para que finalmente Diz, libre de marca, fusilase a Edu por bajo.

El empate no tardó nada en llegar en un golpe de fortuna de los granates. Fue en un balón largo nada más sacar de centro que le llegó a Mouriño dentro del área. El centrocampista fue derribado por Christian y el colegiado decretó una rigurosa pena máxima que David Añón se encargó de materializar.

Poco después Etxániz, en la única jugada medianamente destacada del Pontevedra en el primer periodo, lo intentó desde la frontal tras un despeje de la zaga que se convirtió en un excelente pase largo para el delantero vasco. El balón parado y los balones en largo fueron los únicos recursos granates en este periodo en el que el propio Etxániz dispuso de hasta dos oportunidades claras de hacer gol.

Mientras los de Luisito no veían por donde meter mano al Rápido, el cuadro aurinegro se encontraba especialmente suelto en ataque y jugaba con la ansiedad de la defensa pontevedresa. A falta de 10 minutos para el final los de Borja Jiménez rozaron el 1-2 con una estupenda pared tirada entre Carnero y David que a punto estuvo de subir al marcador de no ser por un providencial Edu, que rozó lo justo el cuero para mandarla a saque de esquina. Todavía tendrían los boucense una más con un disparo lejano de Caballero mientras al Pontevedra no le daba llegado el descanso.

La respuesta desde el vestuario tras la reanudación fue la de romper la defensa de tres centrales y meter a un hombre de buen trato al balón como Prosi para retirar a un Carlos Ramos que ayer no tuvo su tarde. Con este cambio el equipo ganó algo en profundidad, pero fue solo un espejismo de los primeros minutos.

A partir de ahí el Pontevedra se quedó con el único recurso del disparo lejano de Prosi para causar un peligro que no fue constante y que se limitó a un disparo a la cruceta en una falta lateral, otro en un saque de esquina y un disparo desde la frontal que también golpeó en el larguero cuando en el estadio ya se cantaba el tanto de la remontada.

Y cuando menos peligro parecía que estaba provocando el Rápido, llegó el gol de la victoria. Centro al área desde la esquina de Deivid y Trigueros, completamente solo, entró desde atrás para rematar de cabeza a placer al primer palo de Edu. El gol era un premio grande para un Rápido que en el primer tiempo había superado de forma clara al Pontevedra y que añadió otra página gloriosa a su historia.