Carmela Cardama llega al corazón atlético de Estados Unidos. Oregón. El lugar hacia el que mira todo el mundo cuando se trata de este deporte. El estado que acogerá en 2021 el Mundial de atletismo; el que vio nacer y desarrollarse el imperio de Nike; el lugar en el Alberto Salazar ha instalado su fábrica de atletas; el estado donde se ubica el maravilloso Hayward Field, el mítico estadio de una universidad que presume por encima de todo de su equipo de atletismo y que cada año recibe una reunión de la Diamond League para recordarle al mundo que allí respiran atletismo a grandes bocanadas.

A ese lugar casi sagrado para los aficionados del atletismo llega este año la joven atleta viguesa de 21 años. Estos días disfruta de sus últimos días de vacaciones antes de incorporarse al nuevo curso en Oregón. El domingo, en una de sus escasas apariciones en España, se impuso en la Carrera Popular de Baiona y ahora se prepara para una nueva etapa en su vida. La gallega, uno de los productos de la prolífica y exitosa cantera del Comesaña Sporting Club, llevaba dos años en Estados Unidos en las filas de Florida State, pero decidió dar un cambio importante en su carrera: "Necesitaba un cambio. No estaba en Florida todo lo contenta que podía estar, no me sentía cómoda con lo que estaba haciendo y sentía que empezaba a estancarme. Y en el equipo no había gente tirando de mí porque yo estaba a un nivel algo superior al resto, por eso opté por cambiar".

Cuenta Carmela Cardama que el proceso de cambio de universidad en Estados Unidos resulta algo complejo. Primero tienes que elegir entre varios centros y son éstos los que deciden en función de sus expectativas, de su ambición y de los resultados de los diferentes candidatos. La viguesa incluyó en esa relación la Universidad de Oregón aunque lo hizo sin tener demasiadas esperanzas en que respondieran de forma satisfactoria a su solicitud: "La metí en la relacion por probar porque imaginaba que por su nivel no estarían interesados en mí. Pero en el fondo pensaba en que debía intentarlo para que no me quedase esa espina en el futuro de no haberlo intentado en su momento. La sorpresa llegó cuando se pusieron en contacto conmigo y me dijeron que estaban interesados. La entrenadora del equipo se puso en contacto conmigo enseguida y finalmente decidió pasarme para allí".

La toma de contacto con la Universidad de Oregón ya se ha producido hace unas semanas: "Prefería hacerlo así para no encontrarme de golpe el cambio en el mes de septiembre". Hay otras explicaciones en esa premura y que tienen que ver con la alta exigencia en el que se maneja el equipo en el que ingresa la joven fondista gallega: "Te lo dicen con claridad, ellos quieren ganar y allí no hay tiempo para adaptarse ni para nada por el estilo. La competición arranca pronto, llegan los Nacionales y no hay tiempo que perder. Por eso me vino bien estar antes de las vacaciones allí, adaptarme a su forma de trabajar, a la universidad, a las compañeras, a la entrenadora..."

Ha comenzado a sentir ya los primeros cambios importantes que se producen entre ambas universidades y que tienen que ver sobre todo con el volumen de entrenamiento al que se somete en Oregón: "He empezado a notar cambios, he aumentado el kilometraje y empiezo a hacer esas distancias con más facilidad. Noto pequeñas variaciones, pero el cambio está resultando gracias al apoyo que sientes alrededor. Ahora mismo puedo andar alrededor de los 80 kilómetros a la semana,que es una cifra en la que no había estado antes. Subo poco a poco cada semana, pero si lo comparo con lo que estaba haciendo hace meses..."

La gallega confía en que empujada por su esfuerzo y gracias a la magia y cultura del esfuerzo que existe en esa universidad su carrera reciba el impulso necesario. A ella no le falta pasión y en Oregón encontrará lo que necesita. También un nivel de exigencia descomunal. Así es como han crecido en los casi cien años de vida del equipo de atletismo de la universidad. Los "Ducks" (patos) ya tienen una viguesa en sus filas.