El baloncesto vigués sufrió ayer un nuevo golpe con el fallecimiento de Julio Mallada, quien fuera delegado del Celta femenino durante varias décadas.

Julito, como cariñosamente se le conocía en el deporte vigués, fue una de las piezas fundamentales en el desarrollo del baloncesto femenino de Vigo. Aunque se función era la de delegado, no era extraño verlo llevando agua de un lado para otro, llevando a jugadoras de categorías inferiores a partidos, agachándose en los partidos a limpiar el sudor de las jugadoras, o acompañar a los árbitros del partido desde que llegaban al pabellón hasta que se marchaban.

Pero si en alguien dejó huella Julio, fue en las numerosas jugadoras que durante muchos años vistieron la camiseta celeste. Para ellas, Julio era algo más que un miembro de la directiva o el delegado. Era un confidente al que contarle sus penas y con quien celebrar los éxitos. Todas las jugadoras que han pasado por el Celta, tienen un recuerdo especial para Julio.

Una enfermedad lo apartó de su quehacer diario en el club de sus amores pero, a pesar de ello, y siempre que podía, se acercaba a Navia para saludar a sus amigos.

Se va un referente, no solo del baloncesto femenino vigués, sino del basket gallego. La popularidad de Julio Mallada traspasó las fronteras de la competición local, siendo querido en toda la geografía gallega.

El baloncesto se despedirá esta tarde de Julio en el Tanatorio de Emorvisa, en donde a las cuatro de la tarde se le rendirá homenaje y se le agradecerá todo lo que ha hecho, no solo por el baloncesto vigués, sino por su querido Celta femenino. Carballo, Paco y Julio ya están juntos.